Lamet, nacido en Cádiz en 1941, era periodista antes de dirigir VIDA NUEVA y ha continuado siéndolo, con colaboraciones en periódicos y en emisoras de radio. Además, ha escrito 30 libros.
En EL RETRATO Lamet cultiva la novela histórica. El personaje que aborda no puede ser más sugestivo: Cristo. El propósito lo encabeza una cita de Ernesto Renán, también jesuita y luego ex -jesuita, racionalista francés del siglo XIX, autor de una biografía de Jesús que yo considero definitiva: “La idea de Jesús fue la idea más revolucionaria que haya jamás podido concebir cerebro humano”.
En lugar de ceñirse a la documentación fidedigna que ofrece el Nuevo Testamento, Lamet sigue la tesis de Renán y sostiene que a Cristo lo mataron por ser un revolucionario, alguien que subvierte el orden político – religioso establecido por quienes gobernaban el templo judío, “el gran negocio, la gran fábrica de dinero de entonces”.
Lamet estructura su novela en torno a 20 personajes mencionados en la historia evangélica. Inicia el relato con un inventado manuscrito que el también inventado tribuno romano Suetonio envía a un supuesto amigo a quien llama Aristeo, bibliotecario en Éfeso. Todo lo que sigue es eso, novela, es decir, ficción, fantasía, invención, mucho romance folletinesco.
Con todo, en el libro de Lamet tanto Jesucristo como otros personajes que le rodearon son tratados con más respeto y con más realismo que en “El Código Da Vinci”, “Jesucristo Superstar” u otra literatura de supermercado en torno a la figura del Dios encarnado.
En el retrato que hace de María Magdalena el jesuita gaditano deforma la Historia, supongo que conscientemente. De un lado sigue la tradición católica que concibe a María Magdalena como prostituta arrepentida, y de otro corrobora la idea lanzada por “El Código Da Vinci” y continuada por libros brotados del mismo estercolero que presentan a María de Magdala enamorada de Jesús y correspondida por el Maestro.
En un párrafo dialogado el narrador pregunta a María Magdalena si cuando compareció por vez primera ante Jesús, el Hijo de Dios no le echó en cara su pasado.
-Amar es no pedir cuentas, responde la Magdalena.
-¿Y tú le amabas?, sigue el narrador.
-Con toda mi alma.
-¿Como a un hombre ama una mujer?
-¿Puedo amar de otra manera que como una mujer?
Cuando el narrador le pregunta si era la mujer de Jesús, responde:
-Yo he amado y amo con toda mi alma a Jesús. Todo el mundo dice que ha sacado de mi siete demonios. Llámale enfermedades. Y él me amaba ardientemente. Me permitía que le cuidara, que ungiera sus pies y le preparara la comida. Se perdía en mis ojos como yo en los suyos……
Lo anterior es pura literatura, ficción, imaginación, novelería, chisme y paparruchas. El papel aguanta todo lo que escriban en el. Pero si un religioso jesuita, con tantos años de estudios teológicos y tanto leer la Biblia desfigura de tal manera la pura y verdadera historia evangélica, si educado para corregir errores, los asume, mejor haría en regalar la sotana que viste, si es que la viste aún, a cualquier mendigo que tropiece en el barrio la Viña, en ese Cádiz luminoso y colorido.
Aún así, de los libros basura que se están publicando últimamente acerca de Jesucristo, este de Miguel Lamet no es el peor. Hoy abundan las obras de fácil éxito editorial carentes de rigor y rayanas a veces en las más absurdas e inventadas elucubraciones, si no en la
fantaciencia.
Para Lamet, “uno de los factores” que contribuyen a la aceptación de estas obras “es sin duda la necesidad que tienen los lectores de saber algo nuevo de Jesús por vías no oficiales”. Esas vías no oficiales pueden ser las trazadas por la Iglesia católica. Entre el Cristo católico y el Cristo del Nuevo Testamento media un abismo. Para ignorar al primero y establecer la verdadera historia del segundo no es preciso acudir a la fábula ni sustituir la verdad por la mentira.
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