Cuando el 21 de febrero de 2004 fui invitado por la Iglesia en calle Verdi, de Barcelona, a pronunciar unas palabras en el homenaje que le tributaron al cumplir 80 años, dije que
José María Martínez será siempre recordado en el protestantismo español por su gigantesca labor como pastor responsable, periodista objetivo, escritor de relieve, organizador eficaz, creyente enamorado de su Señor, profeta de visión encendida, en suma, como un hombre que ha dejado a las nuevas generaciones un legado limpio, un testimonio ejemplar en su trayectoria de líder indiscutible.
Como escritor Martínez ha cultivado distintos géneros. En estos momentos estoy manejando, para otros trabajos, su formidable libro LA ESPAÑA EVANGÉLICA AYER Y HOY, dedicado a sus compañeros en el ministerio y a cuantos en España “sembraron con lágrimas, pelearon la buena batalla, acabaron la carrera, guardaron la fe”.
En FIGURAS ESTELARES DE LA BIBLIA José María Martínez penetra en el fascinante mundo de la biografía. Con independencia de la valoración personal que a cada uno merezcan los personajes tratados por el autor, el libro ofrece suficientes motivos para la reflexión. Acostumbrados a pasar páginas de la Biblia sin detenernos en el análisis de su contenido, por la falta de tiempo que a todos nos agobia, Martínez logra que entremos en profundidad en los aspectos históricos, culturales, religiosos y espirituales de
once figuras estelares de la Biblia.
Siete de ellas vivieron en tiempos del Antiguo Testamento: Adán, Abraham, Jacob, Moisés, David, Isaías y Jeremías.
Las cuatro restantes corresponden al Nuevo Testamento: Juan el Bautista, Simón Pedro, el apóstol Pablo y Juan, amado por Jesucristo y testigo fiel del Maestro.
Martínez advierte en el prólogo que el material básico de la obra lo constituyen “los once personajes escogidos, cuyo relieve seguramente nadie discutirá. Su altura y su brillo, sin desdoro de otros personajes destacables, son obvios”.
Adelantándose a posibles objeciones por la ausencia de Jesucristo, el autor advierte: “La razón de esa omisión no se debe a subestimación de nuestro bendito Salvador, sino más bien a todo lo contrario. El Señor Jesucristo es tan grande, tan supremamente encumbrado, tan refulgente, que no tiene cabida entre los humanos en un plano comparativo, por muy grandes y santos que hubieran sido”.
No voy a comentar los capítulos ni sintetizar lo que el autor dice de cada personaje. Sería tarea larga.
El lector puede descubrir por si mismo las bellísimas escenas llenas de naturalidad que la creación poética de José María Martínez describe, a la par que las profundas lecciones espirituales que cada vida biografiada contiene para nosotros ahora, en estos días. Utilizando un lenguaje pulcro, afinado, el autor nos lleva a la fecunda región de aquellos siglos de simplicidad y de fe, pero también de dudas, de luchas, de desmayos, de valor y de heroísmo. Partiendo de la cuna del universo con la figura de Adán se extiende hasta la plenitud de los tiempos, en que el Hombre Dios vino a cumplir personalmente las esperanzas del mundo.
Leído para provecho del alma, la imponente majestad de los once personajes bíblicos aquí retratados nos estimula a avanzar en la carrera cristiana, anhelando el parecido con todo lo que tuvieron de real y positivo, de religioso y de sagrado.
Como material para sermones biográficos, tan apreciado por quienes acuden al culto dominical, estas FIGURAS ESTELARES DE LA BIBLIA constituyen una mina inagotable del oro más puro.
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