Con este libro Antonio Cruz desciende el areópago al ágora, del templo de la sabiduría al pueblo llano.
Antonio ha escrito muy buenos libros de ciencia, modernidad y postmodernidad, evolucionismo y creacionismo, un lúcido ensayo sobre las parábolas. Ahora se presenta con un libro sobre sermones. No estoy insinuando que el sermón sea una literatura menor. Ahí tenemos los sermones de Spurgeon, por ejemplo, o los de Samuel Vila en España.
En Estados Unidos hay empresas dedicadas a preparar sermones, que cada jueves envían a los pastores que los solicitan. Esto da lugar a que en diferentes iglesias del país se predique el domingo el mismo sermón, casi a la misma hora. En mi opinión, que la escribo pero no la impongo, quienes utilizan este tipo de sermones enlatados son personas que no quieren trabajar durante la semana en la preparación de su propio sermón. Se privan del placer que supone escudriñar las Escrituras y extraer de ellas las enseñanzas que primero le llenan a uno y luego benefician a los que oyen la predicación. Los que usan estos sermones escritos por otros, ¿cómo pueden decir que el Espíritu Santo les ha guiado e inspirado en la preparación del tema para el domingo? En todo caso, siguiendo con el libro que estoy comentando, no habrá sido el Espíritu Santo quien le ha dado el sermón, sino Antonio Cruz. El entonces director de la editorial Clie, Eliseo Vila, me dijo un día que los libros evangélicos más vendidos en América Latina eran los libros de sermones. Se entiende. O no conocen suficientemente la Biblia, o no tienen tiempo para preparar los temas del domingo, o les resulta más cómodo recurrir a un libro.
Pero la obra de Antonio Cruz tiene otra lectura. No la dirige exactamente ni exclusivamente a pastores. Quiere contribuir a la “renovación de la Iglesia por medio de la inculturación actual del mensaje”. En este sentido puede ser de bendición espiritual a los miembros de la congregación. ¿No leen literatura secular basura? ¿No leen libros evangélicos traducidos, muy bien vestidos por fuera pero con ropa interior insulsa, es decir, buenas y bonitas portadas y un contenido que nada dice, que quita las ganas de leer?
El libro de Antonio Cruz dice cosas, y cosas importantes. Además, el autor sabe cómo decirlas. Posee una gran preparación cultural. Es doctor en Biología, profesor de la misma materia en un Instituto de Tarrasa, ha dedicado su vida a la investigación zoológica y al ministerio pastoral, ha escrito ocho libros, dos de los cuales, EL CRISTIANO EN LA ALDEA GLOBAL y DARWIN NO MATÓ A DIOS, obtuvieron el premio Gold Medallión en los años 2004 y 2005.
Un aspecto que considero positivo en esta obra, SERMONES ACTUALES, es que su autor no concibió el libro y procedió a la recopilación de material para componerlo. No es una obra de laboratorio. Son páginas de vida. El autor ha sacado cada sermón de sus propias entrañas, de su adentro. Los 52 sermones que aquí figuran fueron predicados por él en iglesias evangélicas de España a lo largo de diez años. Los ha “parido”, son criaturas salidas del corazón. Veinte de estos sermones están basados en el Antiguo Testamento y el resto en el Nuevo. El libro ha sido concebido para que el pastor o predicador que lo desee pueda disponer de un sermón para cada uno de los 52 domingos que tiene el año.
La forma de escritura utilizada en el libro la da a conocer el propio autor en la introducción. Dice: “El estilo literario de la obra refleja necesariamente las características propias del lenguaje hablado: abundancia de frases cortas e incisivas, exclamaciones, interrogantes, admiraciones, conversaciones breves, anécdotas, etc.”.
Gracias, Antonio, por estas 382 páginas de sermones. Te esperamos con nuevos libros, uno que sea definitivo en torno a Evolución o Creación. Estamos conmemorando los doscientos años del nacimiento de Carlos Darwin. Esta es la hora, tu hora.
Si quieres comentar o