Entre neblinas y hayas rotas

Estábamos en el Turo de l´Home —el pico más alto del macizo montañoso del Montseny— y teníamos la intención de llegar a Les Agudes, de una altura similar. Tiempo total previsto de la excursión, algo más de dos horas.

Lo que teníamos ante nosotros era sobrecogedor —da igual la estación del año y que el paisaje cambie tanto de una a otra. Nunca me acostumbro, siempre me impone—, el cielo, las largas distancias, las montañas circundantes, los abundantes restos de nieve del invierno y los valles nos ofrecían una panorámica muy bella.

Los bosques de abetos con su marcado color verde se diferenciaban de las hayas desnudas y esqueléticas. Para ellas la primavera todavía no ha llegado, aunque me gustaría verlas en unos pocos días.

La ligera neblina general nos hacía sentir el fastidio de no tener un día del todo radiante y las hayas, rotas por los fuertes vendavales del pasado invierno se podían comparar con mi estado de ánimo; mis muchas ilusiones y ganas de hacer cosas por un lado pero por otro las inevitables brumas y heridas de las tensiones cotidianas. Es posible que por eso tuviera tanta necesidad de esta excursión con Daniel y Josep, amigos desde la infancia.

Caminamos pisando la nieve en bastantes tramos mientras el sol y el viento nos tomaban como una especie de campo de batalla. Cuando el viento soplaba, aunque nos estuviera dando el sol, nuestras caras y hasta los cuerpos acusaban recibo del frío. Cuando el viento se calmaba el sol nos calentaba hasta hacernos sudar en algunos momentos. La quietud —sólo nos cruzamos con dos personas en todo el recorrido y vimos otras dos a lo lejos—, el calor del sol, el frío del viento, el paisaje y la conversación entre los tres se llevaron mis brumas y me dotaron de nuevas energías.

Al regresar tenía tres cosas claras. Las dificultades continuaban allí pero mi actitud se había transformado en aquellas pocas horas. Es una suerte, a estas alturas de la vida, contar todavía con amigos de la infancia y mantener relación con ellos. Cada cual puede verlo como quiera pero a mi el paisaje de la naturaleza me recuerda con fuerza al Dios creador.