Seis de Agosto 1945. Ocho y cuarto de la mañana. Japón es sacudido por un arma hasta entonces desconocida. El presidente norteamericano Harry Truman, miembro de la Iglesia bautista, ordena el lanzamiento de una bomba atómica sobre Hiroshima, fundada en 1594 a orillas del mediterráneo japonés. La ciudad fue destruida en un 90%. Se contaron 130.000 víctimas, 80.000 de las cuales murieron de inmediato. Otras 20.000, alcanzadas por las radiaciones, morirían pronto, tras una cruel agonía.
Tres días después Estados Unidos repetiría la acción, lanzando una segunda bomba atómica sobre Nagasaki, ciudad portuaria en la costa del mar de China. En esta segunda agresión hubo unos 40.000 muertos y otro número igual de heridos. La emisora de radio norteamericana en Asia emitió este parte. “La fuerza de la que extrae su potencia el sol ha sido lanzada contra quienes encendieron la guerra en oriente”. Aquella noche, el locutor dormiría con la inocencia de un bebé ignorando la magnitud del acontecimiento, que dividiría la historia de la humanidad en dos partes, antes y después de la era atómica.
Sobre Hiroshima y Nagasaki se han escrito centenares de libros. Ahora se suma SOL ROJO SOBRE HIROSHIMA, de Mario Escobar, publicado en septiembre del año pasado. Escobar no es un advenedizo en el campo de la literatura. Ha publicado dos novelas, CONSPIRACIÓN MAINE y EL MESÍAS ARIO, que se convirtieron en éxitos de crítica y público. Es director de la revista HISTORIA PARA EL DEBATE y colabora como columnista en varias publicaciones, entre ellas PROTESTANTE DIGITAL. La literatura de Escobar ilumina como un fogonazo, revela un misterio, provoca preguntas.
En SOL ROJO SOBRE HIROSHIMA reúne una exhaustiva documentación procedente de bibliotecas y archivos; su talento para la ficción es indudable, mezcla aventura, geografía y elementos históricos: El ritmo narrativo que mantiene en esta novela va creciendo al galope y el resultado global puede considerarse como una aportación más, válida y duradera, a la ingente bibliografía sobre Hiroshima.
SOL ROJO SOBRE HIROSHIMA ha de ser considerada como una novela histórica o una historia novelada. Decía Menéndez y Pelayo que la novela histórica es una rama desgajada de las crónicas, de acontecimientos que tuvieron lugar en la vida real. Escobar parte de aquél 6 de agosto 1945. Recrea unos personajes y los pone en escena. Siguiendo a Benito Pérez Galdós, a Ernesto Hemingway y a otros autores contemporáneos, Escobar emplea en su libro un sistema dialogal que atrae, engancha. Aquí los personajes manifiestan su contextura moral con palabras propias y con ellas, como en la vida, nos dan el relieve más o menos hondo y firme de sus acciones. Siempre son una referencia, algo como la Historia, que nos cuenta acontecimientos y nos traza retratos y escenas. Esta forma de novelar que utiliza Mario Escobar le da la posibilidad de decir todo lo que cree necesario contar, con los recursos que dispone, con las referencias útiles y el engaste requerido.
Escobar es maestro en el diálogo y maestro en el estilo narrativo. Así lo demuestra en un pasaje que justifica el título de la novela. Escribe: “
La ciudad se desperezaba de la noche cuando una luz lo cubrió todo. Una luz cegadora, mensajera de muerte y odio, como si todo el mal acumulado en los últimos cuatro años se concentrara en un punto y lo consumiera todo por completo. El gran estruendo siguió al resplandor en una violenta tormenta atómica. La bola de fuego devoró todo a su paso y un hongo gigante de ceniza y fuego ascendió hasta el cielo despejado de la mañana”.
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