En primera página del ejemplar cuyo comentario he iniciado figura una nota mía manuscrita que dice: “Empecé a leer esta novela el 23 de julio en el vuelo Habana-Madrid y concluí la lectura el 28 del mismo mes en el vuelo Charlotte (Carolina del Norte) a Nashville (Tennessee)”-
No siempre leo entre vuelos una novela de 233 páginas robando horas a cinco días. Pero esta me cautivó. Se ha dicho que las novelas más interesantes son los relatos autobiográficos ocultos en el océano de la mente y dados a luz por el gran poder del genio. Esto es exactamente EL MUNDO.
Juan José Millás es un periodista brillante, asiduo en programas culturales de radio y televisión y columnista fijo en el diario EL PAÍS. Su primera novela publicada fue CERBERO SON LAS SOMBRAS, en 1975. Desde entonces ha escrito unos 20 libros, novelas, relatos, ensayos, artículos, etc. En 1990 ganó el Premio Nadal con LA SOLEDAD ERA ESTO. Desde entonces se convierte en una referencia del periodismo y de la novela más importante. En 2005 se le concede el premio CERECEDO por su carrera periodística. Con EL MUNDO ganó el Premio Planeta 2007, el de más prestigio en las letras hispanas. Fueron 601.000 euros los que premiaron su obra. En declaraciones a compañeros de los medios, Millás afirmó: “Si a un escritor le preguntas si prefiere el dinero o la ilusión, siempre responderá que la ilusión”.
EL MUNDO es una novela de corte biográfico o, como el propio autor la señala, “una biografía novelada”. Recuerdos de adolescencia y juventud, marcados por su traslado desde Valencia a Madrid. Para él Valencia era “el paraíso” y Madrid “un destierro mesetario”.
La infancia contada por Millás transcurre en un conocido barrio madrileño, Prosperidad, “en una calle llamada Canillas”. Allí, cuenta el autor en las primeras líneas del libro, “mi padre tenía un taller de aparatos de electro medicina. Los reparaba, los inventaba, los deducía de publicaciones norteamericanas. No sabía inglés, pero era capaz de interpretar un esquema, un plano o un circuito con la facilidad con la que otros leen un síntoma”. Cuando escribe se le aparece el taller, con el padre dentro.
Estaba probando un bisturí eléctrico sobre un filete de vaca. De súbito, le dijo: “Fíjate, Juanjo, cauteriza la herida en el momento mismo de producirla”. Entonces, agrega el autor, comprendí que “la escritura abre y cauteriza al mismo tiempo las heridas… Cuando escribo a mano, como ahora (yo lo he hecho de igual manera durante cincuenta años, y lo sigo haciendo) sobre un cuaderno, creo que me parezco un poco a mi padre en el acto de probar el bisturí eléctrico”.
Al diseccionar la vida en palabras, Millás afirma la importancia de lo irreal en la construcción de lo real. Con un material autobiográfico se puede hacer una basura o una cosa bella. EL MUNDO está en esta segunda categoría. El autor ha conseguido crear un híbrido entre la confesión y las memorias donde no muestra aspectos de orden costumbristas, sino cómo un niño percibe el mundo ajeno y extraño. “Es mi vida hecha literatura –confiesa Millás-; por eso a este libro hay que juzgarlo desde su propia plantilla interna”. Y en otra página: “Lo importante no es que narre mi vida, sino que cuenta la de los lectores”.
Millás, que en artículos de prensa se ha declarado agnóstico, no margina el tema religioso en la novela. Dice que “la idea de la salvación en nuestra cultura está asociada a evitar el infierno más que a conquistar el cielo”. Recordando con amargura la escuela de infancia afirma: “Cada acto de nuestra vida era un sacrificio hecho a Dios, bien fuera para complacerle, bien para provocar su ira”. Los profesores presentaban a “un Dios colérico, violento, castigador”. Evocando su primer amor, escribe: “Me había olvidado de Dios, pero Él había regresado a mi utilizando a María José como vehículo”. Cuando decide ingresar a un seminario católico “alternaba la lectura de publicaciones técnicas con la Biblia, obteniendo de ambas misteriosos beneficios espirituales”.
La novela de Millás, que ha decepcionado a algunos lectores –“yo esperaba más de un premio Planeta”- dice en internet una mujer que firma Cuca- obtuvo en octubre de 2008 otro importante premio, el Nacional de Narrativa.
En torno a un millón de ejemplares se han vendido en España y en la América hispana. Hasta el día de hoy ha sido traducida y publicada en Alemania, Grecia, Corea, Serbia, Egipto, Brasil e Italia. Nada mal para una novela que, según confiesa el autor, la tuvo dos años guardada en un cajón después de escribirla.
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