¿Dios es racista?

El racismo tiene que ver con la exaltación de la raza propia, con el menosprecio de cualquier otra y con todos los derivados de ambas cosas. Ante lo que Dios dice de Israel —su nación— desde los primeros contactos con el patriarca Abraham podría parecer que es racista: «Engrandeceré tu nombre» «tu descendencia será como el polvo de la tierra y las estrellas del cielo» «haré de ti una nac

CARTAS DE UN AMIGO AUTOR Luis Ruiz 15 DE FEBRERO DE 2008 23:00 h

Sin embargo no se puede perder de vista que aquel pueblo surgía con el objetivo de ser bendición a todas las familias y naciones de la tierra.

La Biblia insiste en que «Dios no hace acepción de personas» (Deuteronomio 10:17 – Efesios 6:9). Dios está en las antípodas de cualquier favoritismo, predilección o diferencia injusta.

Cuando Israel ya estaba consolidada como nación les insistía por medio de los profetas para que no maltratasen ni oprimieran a los extranjeros que había entre ellos y que no los afligieran haciéndoles violencia o negándoles sus derechos. Si los extranjeros se quejaban de eso Dios se comprometía a atenderlos y castigar a Israel. Dios no es racista.

Dios usaba dos argumentos para exigir esto. El primero que ellos sabían cómo se sentía el extranjero porque lo habían sido en Egipto y, para refrescarles la memoria —tanto su esclavitud como la espectacular liberación—, Dios les hacía vivir bajo enramadas una semana cada año (La fiesta de los tabernáculos).

El segundo argumento era que Dios amaba a los extranjeros y, por lo tanto, ellos tenían que amarlos como a sí mismos.

El racista menosprecia al extranjero por el simple hecho de serlo.

Haremos bien en exigir a nuestros gobernantes buenas y adecuadas políticas de inmigración basadas en el respeto a la persona.

Extranjero no es sinónimo de delincuente ni de terrorista. Los terroristas y delincuentes deben ser tratados como tales, sean de aquí o de quién sabe dónde.

¿Habría que recuperar antiguos programas de radio como «De España para los Españoles» de cuando nuestros mayores emigraban a Europa para recordar cómo se siente un extranjero?

Los cristianos ¿Nos atreveríamos a decir: Dios no te ama porque eres musulmán, rumano, sudamericano o pakistaní? o ¿Seríamos capaces de decir: Aunque sé que Dios te ama, yo no?

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