Un trato con los burlones

Durante la comida, cuando dos jóvenes líderes ultimaban los detalles de la reunión de la tarde, llegó el evangelista —hombre experto y vigoroso, muy respetado por ambos— y los tres conversaron mientras comían.
—Tenéis ya preparada la reunión —preguntó contundente aunque amable—.
—Si —contestaron ellos— pondremos las sillas entre las tiendas.
—¡Aquí no, hombre! —dijo mientras miraba el cerco y toda la explanada— la haremos ahí, en medio de la gente.
—Ahí están esos exaltados con ganas de jaleo —respondieron con toda lógica los jóvenes—, estaremos más tranquilos aquí.
—Por eso mismo —dijo— no hemos venido a estar tranquilos sino para alcanzar a esos.

No se atrevieron a contradecirle aunque les parecía arriesgado.

Más tarde los creyentes se extrañaron al ver la ubicación de las sillas pero ocuparon sus asientos sin apenas comentarios. Se inició la reunión, cantaron, oraron y, de inmediato, aquellos exaltados empezaron con sus burlas.

La gente no sabía como reaccionar. Los líderes se miraron pensando «esto se veía venir ¿y ahora qué?», pero el evangelista continuó sin inmutarse.
—Os propongo un trato —dijo con voz fuerte a los burlones—, vosotros cantáis una canción y nosotros otra.
—De acuerdo —contestaron, por no dar la sensación de debilidad más que por agrado—.
—Empezáis vosotros —les dijo sin darles tiempo— y nosotros os escuchamos.

Cantaron mientras todos oían en silencio.

Cuando acabaron él hizo un breve comentario sobre el texto recién cantado aunque bajo una perspectiva bíblica, mientras los alborotadores atendían callados. De inmediato introdujo la canción que iba a cantar la iglesia y los chicos respetaron su turno.

Este ciclo se repitió durante casi una hora, todos se implicaron en lo mismo y el Evangelio fue predicado con claridad y respeto. Después participaron en juegos colectivos y tuvieron un buen rato de charla amigable y bromas. Unos y otros pasaron una tarde inolvidable.

¿Hubiera sido mejor la solemnidad del culto en el local de la iglesia? ¿era adecuada la reunión en el recinto de las tiendas? ¿Se arriesgó demasiado el evangelista? ¿estuvo bien meterse entre la gente?

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