El crucero acorazado Maine, buque de guerra norteamericano, fue enviado por el Gobierno de Estados Unidos a La Habana el 25 de enero de 1898. No había una razón que justificara la presencia del Maine en la bahía habanera, sólo un pretexto: proteger las vidas y propiedades norteamericanas en la isla, que no estaban en absoluto amenazadas por España. La llegada del Maine a Cuba fue considerada por el Gobierno español como un gesto inamistoso. Pero nada pudo hacer por impedirlo. A las nueve cuarenta y cinco minutos de la noche del quince de febrero del mismo año el barco se hundió a consecuencia de varias explosiones.
Se nombraron distintas comisiones para estudiar las causas de la catástrofe. La comisión naval norteamericana dictaminó que el hundimiento se produjo a consecuencia de una potente mina introducida en el barco desde el exterior. La comisión española dedujo de su inspección que la causa de la explosión no pudo ser externa, y razonaba sus argumentos.
Aquél incidente fue la excusa aducida por Estados Unidos para declarar la guerra a España.
En 1961 Fidel Castro ordenó la demolición del monumento que conmemoraba el hecho, por considerarlo la base del intervencionismo yanki en Cuba.
Han transcurrido más de 200 años, se han escrito libros, multitud de artículos, se han filmado películas. Pero hasta hoy nadie ha logrado demostrar, con exactitud matemática, quiénes fueron los saboteadores del buque: los americanos, los españoles o los cubanos.
Mario Escobar parte de este hecho histórico para escribir una deliciosa novela. No espero llegar al final de este artículo para recomendar su lectura, como suele hacerse. Desde ahora digo que estamos ante un libro que rompe estereotipos y renueva el panorama de la novela histórica. Aquí pasado y presente se persiguen vertiginosamente. Mario Escobar nos lleva en un viaje épico, entre conspiraciones, tramas ocultas y sabotajes concertados, a historias maravillosas y asombrosos alardes de imaginación.
La trama transcurre entre Cuba, Washington y Madrid. Escobar da vida a tres personajes que comparten el protagonismo de la obra. Dos agentes secretos, uno de la Armada española y otro del Servicio Presidencial de la Casa Blanca, y una joven periodista norteamericana que intenta abrirse paso en un mundo de hombres.
No me gusta el párrafo puesto por los editores en la contraportada del libro donde se califica la novela de Escobar como “un frenético “thriller” histórico al mejor estilo de “El Código Da Vinci”. Si esto lo escriben para que CONSPIRACIÓN MAINE tenga más tirón y aumenten las ventas, allá ellos. Pero nada que ver las paparruchas indemostrables de “El Código” con la seriedad científica y el rigor histórico de la novela escrita por Escobar.
Aquel terrible -y por tantos aspectos luctuoso- porrazo de 1898, que debilitó considerablemente el alma de España, ha dado origen a una literatura copiosa, revuelta, tumultuaria, a trechos estimulante y cáustica, a trechos deprimente y narcótica como el vaho del cloroformo en las enfermerías. Hacía falta una nueva generación, con inteligencia, imaginación y espíritu investigador, que irrumpiera en la escena alrededor del suceso. Una generación desprendida de su influjo, que ya no considerara esa parte de la historia como cosa vital.
Aquí aparece Mario Escobar. El autor es Licenciado en Historia y Diplomado en Estudios Avanzados en la especialidad de Historia moderna. Miembro de una iglesia evangélica en Madrid, ha escrito artículos y libros sobre la Reforma Protestante y las sectas religiosas. Este campo le apasiona. A los distintos grupos sectarios que han luchado en el seno de la Iglesia católica ha dedicado muchas horas de estudio y centenares de páginas luminosas. Actualmente trabaja como director ejecutivo de una ONG y es director de la revista NUEVA HISTORIA PARA EL DEBATE.
En conclusión: ¿Quién hundió el acorazado Maine y por qué? Escobar ofrece varias hipótesis a lo largo de la novela, y con más detalles a partir de la página 339. Los cubanos se defienden argumentando que no tendría sentido hacer explotar un barco de sus principales aliados y luego pedirles ayuda. Por lo que respecta a los españoles, no querían una guerra con los Estados Unidos. Uno de los dos agentes avanza esta teoría: Norteamericanos se hacen pasar por revolucionarios, reciben apoyo de los Caballeros de Colón, una organización secreta norteamericana fundada en 1882 y cometen el atentado. La guerra está servida y las espaldas del gobierno de Washington cubiertas. Escobar, haciendo gala de buen humor, cierra la discusión llevando al presidente Lincoln hasta la parada de un tranvía y lo contempla “alejándose para siempre del Maine y su misterio”.
CONSPIRACIÓN MAINE no es sólo una novela histórica. Es también una novela de intriga, de misterio. Religiosos, políticos, revolucionarios, mercaderes, guerreros, burgueses y campesinos, sectas ocultas, esplendor y grandeza, todo y todos se mueven en un mundo descrito con maestría por Mario Escobar en esta novela que asume y consigue una tarea extremadamente difícil y compleja, cuya lectura resulta apasionante.
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