Alan Millard es el catedrático de Hebreo y Lenguas Semíticas Antiguas de la Universidad de Liverpool, y uno de esos científicos que, además de contar con unos conocimientos que reflejan toda una vida de estudio y dedicación a su materia, sabe trasmitirla. Imparte conferencias y cursos de extensión universitaria de Arqueología y Lingüística en el Mundo Hebreo.
Explica que actualmente el campo que más acapara su interés es el de la escritura en los tiempos antiguos y que siempre le sorprende cuántos textos escritos han sobrevivido desde los tiempos del antiguo Israel hasta hoy. Es muy consciente de lo cercanas que están la ciencia y la religión en su trabajo diario, pero asegura que para él pueden coexistir perfectamente, convicción que se refleja en esta entrevista.
Pregunta.- Una de sus conferencias habituales es analizar la lectura y la escritura en el tiempo de Jesús y las controversias sobre los orígenes de los evangelios. ¿Qué controversias debaten los expertos hoy en día?
Respuesta.- "La mayoría de los libros sobre los evangelios mantienen que éstos no se escribieron hasta después del año 70 d.C., cuando los romanos conquistaron Jerusalén. Se piensa que se comenzaron a redactar cuando las personas que habían sido testigos de la vida de Jesús empezaron a morirse y se decidió anotar sus recuerdos. Además, algunas personas dicen que mientras Jesús vivía no había ninguna posibilidad de apuntar lo que él decía. Aseguran que Galilea era un lugar atrasado, en el que se desconocía lo que era leer y escribir. Pero yo hice algunas investigaciones sobre la escritura en la Palestina del siglo I y me dio la impresión de que esto no era correcto. Así que seguí investigando y hoy estoy convencido de que la población de la Galilea de Jesús incluía algunas personas que sabían leer -no todas, pero sí un cierto porcentaje- y que unas cuantas sabían incluso escribir".
P.- ¿En qué se basa para pensarlo?
R.- "Es el resultado del estudio de objetos excavados. Documentos reales de esa época. Luego escribí un libro sobre ello".
P.- ¿Tiene un ejemplo concreto?
R.- "Si se acuerda, entre los discípulos de Jesús estaba Mateo, quien había sido recaudador de impuestos. Él habrá tenido cuadernos para anotar cuántos impuestos habían pagado las personas y cuánto le debían. Habrá sido muy fácil para él anotar algunas de las cosas que oía decir a Jesús".
P.- ¿Se ha encontrado algo así?
R.- "Bueno, desafortunadamente ellos escribían casi siempre sobre el papiro, que es el antiguo papel y que se desintegra muy rápidamente si se queda en las ruinas de una ciudad. Pero para los apuntes menos importantes lo que se usaba en el antiguo Israel eran trozos de cerámica. Su cerámica era de terracota, que se rompe muy fácilmente y de la cual había restos por todas partes. Contamos con entre 200 y 300 ejemplos del antiguo Israel".
P.- ¿Qué ponen?
R.- "Mayoritariamente son cuentas, listas de raciones y mensajes breves. También se encontraron un centenar de recibos de impuestos. Como en esos tiempos no había monedas, las personas pagaban con granos, vacas, ovejas o vino y obviamente alguien tenía que anotar lo que traía cada uno. Pensamos que lo escribían en los trozos de terracota y que al final del día la información era pasada a limpio".
P.- ¿Y se ha encontrado algo escrito más relacionado con la Biblia?
R.- "Hace 25 ó 30 años en Jerusalén, en una tumba, se encontraron 2 pequeñas placas de plata. Cuando fueron analizadas bajo el microscopio, se descubrió que llevaban los versículos del capítulo 6 de Números que dicen ‘Dios te bendiga y te guarde, […], alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz’. La inscripción data más o menos de 600 a.C., con lo cual son los versículos de la Biblia existentes en escritura más antiguos que tenemos. No quiere decir que el libro de Números existiera en esa época, pero sí estos versículos".
P.- ¿Qué ocurre más a menudo, que los descubrimientos arqueológicos confirman la Biblia o que la ponen en duda?
R.- "Basándome en mi experiencia, diría que cuantas más cosas se van descubriendo, más la Biblia aparece como un reflejo de los tiempos antiguos. Cuando encontramos documentos escritos, éstos no contradicen la Biblia. Son más las ocasiones que la complementan".
P.- Hace más de cuatro años, la película ‘The Body - El Cuerpo’ se basó en una novela de ficción para relatar la historia de una arqueóloga que encuentra los huesos de Jesús, cuestionando seriamente su resurrección. ¿Alguna vez se dio algo parecido?
R.- "No. En los tiempos de Jesús los judíos tenían la costumbre de enterrar a las personas después de que se murieran. Después de un año volvían, recogían los huesos y los ponían en una caja. A menudo las cajas estaban hechas de piedra y a veces por fuera ponían la inscripción del nombre del fallecido. En los años 30 se encontró una caja que ponía Jesús, hijo de José. Así que salieron grandes titulares en los periódicos diciendo que se habían encontrado los huesos de Jesús. Sin embargo, nada sugería que se podía tratar de una familia de Nazaret. La caja fue encontrada en Jerusalén y tanto el nombre de Jesús como el de José eran muy comunes en la época. Así que no, ningún hallazgo arqueológico ha podido probar que Jesús no resucitara".
P.- En su trabajo la ciencia y la religión rozan constantemente. ¿Hay ocasiones en que están enfrentadas?
R.- "Hay que recordar que la ciencia moderna surgió del Renacimiento y la Reforma, dos movimientos de inspiración religiosa. Pienso que cuando la ciencia y la religión están enfrentadas, esto se debe normalmente a un asunto de interpretación. A veces las personas ven algo como una contradicción y dicen inmediatamente que la ciencia ha demostrado que la Biblia se equivoca. Sin embargo, cuando uno mira el ejemplo de cerca, se confirma que no se trata de una contradicción, sino de cómo alguien ha entendido un descubrimiento o cómo leyó un versículo de la Biblia. Hay que recordar que ésta fue escrita en lenguas que están muertas, hace 2.000 años o más. No podemos preguntarle hoy a nadie cómo eran usadas exactamente las palabras".
P.- Pero así como usted considera que ellos quizás han interpretado mal, éstos también llamarán sus conclusiones cuestión de interpretación…
R.- "Sí, y lo hacen hasta cierto punto. Pero yo intento ser muy cuidadoso y no interpretar deliberadamente de una manera que favorezca mi punto de vista. Y simplemente pienso que cualquier escritura antigua, incluyendo la Biblia, merece ser reconocida a menos que existan pruebas claras de que se equivoca. En la Justicia se dice que alguien es inocente hasta que se pruebe lo contrario. Pero mucha gente trata la Biblia como si fuera culpable y hubiera que probar que es inocente".
P.- ¿Desde su punto de vista, qué aportó el descubrimiento de los manuscritos del Mar Muerto?
R.- "Lo especial de estos manuscritos es que son las copias más antiguas de la Biblia hebrea. Nuestras traducciones se basan en manuscritos de hace más o menos 1.000 años. Y lo que demostró este hallazgo es, sobre todo, con qué precisión trabajaban los escribas judíos. Apenas existen diferencias entre las copias de hace 1.000 años y la mayoría de las copias que forman parte de los manuscritos del Mar Muerto".
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