El ministerio de la mujer en la Iglesia constituye en nuestros días una manzana de discordia. Los contrarios, como el fundamentalista John Rice, con ideas que parecen sacadas de las cavernas, argumenta: "El feminismo en la Iglesia es una plaga que ha entristecido a Dios, que ha hecho inoperante su poder, que ha desilusionado a las personas y que ha causado la pérdida de confianza. No tengo ninguna duda -añade- de que millones de personas irán al infierno a causa de la práctica no bíblica de la predicación de las mujeres."
Los partidarios abordan el tema desde una perspectiva diferente. Suzette Duflo escribió, ya en 1965, estas palabras: "El Señor concede a la Iglesia, para su edificación y su misión, servidores hombres y mujeres .. En el ministerio de la Palabra no existe tareas especificas del hombre o de la mujer cuanto maneras de asumir dichas tareas. . En un momento en que la Iglesia está constantemente amenazada de convertirse en un getto cerrado en medio del mundo, este acceso de la mujer al ministerio pastoral podría suponer un portillo salvador."
Admitamos que
es difícil articular una doctrina del papel de la mujer en la Iglesia siguiendo los escritos del Nuevo Testamento. Cristo no se pronuncia sobre el tema, Pablo no lo aclara. Por un lado se muestra enfático en el sí: "En Cristo no hay varón ni mujer (Gálatas 3: 28)". Por otro lado se refugia con la misma rotundidad en el no: "Vuestras mujeres callen en la congregaciones . Es indecoroso que una mujer hable en las congregación (1ª Corintios 14: 34- 35).
Estos y otros textos -no muchos- oscurecen el problema en lugar de aclararlo. Partidarios y contrarios del ministerio de la mujer en la Iglesia espigan versículos aquí y allá en apoyo de sus creencias, a veces empleando a cara de perro la Escritura inspirada.
Los editores Bonnidell y Robert Clouse han reunido a tres teólogos evangélicos y a una periodista, quienes tratan el ministerio de la mujer en la Iglesia desde perspectivas distintas, sacando conclusiones que difieren unas de otras.
POSTURAS TRADICIONALISTAS
Culver, pastor y profesor en varios seminarios evangélicos, se afianza en la postura tradicionalista. Inicia el primer capítulo del libro preguntando si las mujeres pueden enseñar a la Iglesia con la misma autoridad que tienen Pastores, Ancianos, Maestros y otros líderes congregacionales. Después de analizar e interpretar textos del apóstol Pablo en las epístolas a los Corintios y a Timoteo, concluye relegando el papel de la mujer al cuidado de los enfermos, enseñar a las mujeres jóvenes, desarrollar programas para niños y poco más. Termina con una cita que dice haber oído a miembros de iglesias donde él ha servido: "Poned a las mujeres al mando y en poco tiempo tendréis una Iglesia de mujeres; los hombres simplemente dejarán de ir"
La autora del segundo capítulo del libro, Susan Foh, graduada por el Westminster Theological Seminary de Inglaterra, no parece tener convicciones propias o no se atreve a declararlas. En 45 páginas de texto expone las posturas tradicionales, cita los argumentos de quienes se inclinan por un ministerio plural, hombres y mujeres, e interpreta los pasajes bíblicos que establecen la igualdad de sexos.
Susan Foh dedica varías páginas a discutir si eso de que el hombre es cabeza de la mujer se ha de interpretar en sentido excluyente, apartando la mujer del ministerio pastoral. Sin embargo, sus opiniones apoyan la doctrina conservadora. Afirma que las mujeres "no pueden ser pastoras, ni ancianas, ni ministras . En el culto de adoración pueden participar en todo menos en el periodo de instrucción y debate."
POSTURAS LIBERALES
Algo más liberal se muestra Walter Liefeld, pastor y profesor bautista, en el tercer capítulo de la obra. Este autor advierte que no es justo forzar los textos del Nuevo Testamento para hacerlos coincidir con las ideas preconcebidas en uno y otro bando. Aduce una serie de razones bíblicas y sociológicas para definir que "debemos desechar la idea de que las mujeres no son aptas para el ministerio."
Alvera MicKelsen, que escribe el último capítulo de "Mujeres en el ministerio", es profesora de Biblia y periodista. Justifica con textos bíblicos y argumentos humanos que los dones espirituales que Dios da a los hombres no son distintos a los que da a las mujeres.
Señala que a lo largo de la historia de la Iglesia Dios ha llamado a mujeres a posiciones de liderazgo y ha bendecido su trabajo. Esta teóloga y periodista cierra su participación en el libro enfatizando que no se debe poner limitaciones al pleno ejercicio de los dones de la mujer en la Iglesia. Haberlo hecho en el pasado "ha impedido que el Evangelio se extienda con todo su poder".
En resumen, un libro más dedicado a mantener la polémica que dura ya dos mil años.
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