Harold Bloom, nacido en Nueva York hace 75 años, está considerado como una de las personalidades más influyentes de la crítica literaria. Ha obtenido varios importantes premios y escrito unos veinticinco libros. Es profesor de Humanidades en la Universidad de Yale y de Filología en la Universidad de Nueva York. De origen judío, su lengua materna es el yidish. A los cinco años inició el estudio del inglés e inmediatamente se entregó de lleno a la lectura de todos los libros que caían en sus manos.
Fernando Castanedo afirma que los libros de Bloom levantan ampollas y dan lugar a polémicas apasionadas. El autor hebreo suele lamentarse de la desorientación de la literatura en su país y advierte sobre la política que está llevando a cabo el presidente George Bush, política que define como “una peligrosa extensión del fascismo en Estados Unidos”. Y añade revelador: “Bush fue un famoso playboy , bebedor y consumidor de drogas hasta que cumplió los 40, que es cuando su padre le convocó un fin de semana a la inmensa finca familiar de Maine, en donde el reverendo Billy Graham convirtió al segundo George Bush a la religión americana… Dejó las drogas y ahora es el Duce fascista o el caudillo de Estados Unidos”.
¿DÓNDE SE ENCUENTRA LA SABIDURÍA? es un libro especial. Cuando su autor llevaba más de la mitad de las páginas escritas, una enfermedad le puso al borde de la muerte. Una vez recuperado quemó todo lo que hasta entonces había escrito y emprendió una nueva redacción.
Ante la muerte se abren nuevos caminos a la vida.
Resultado de la segunda escritura emprendida por Bloom es este extraordinario y magnífico libro que nos lleva desde la antigüedad bíblica hasta el siglo XX en busca de “las claves que atesora la literatura en las que encontrar sentido tanto a nuestra vida como a la muerte propia y de nuestros seres queridos”.
Puesto que estamos celebrando el cuarto centenario de la aparición del primer Quijote, el de 1605, no está de más conocer lo que opina Bloom acerca de la primera novela del mundo. Cree que “la diferencia fundamental entre Cervantes y Shakespeare queda ejemplificada en la comparación entre Don Quijote y Hamlet”. Para Bloom, “Cervantes posee una dimensión y una repercusión cosmológicas, ningún objeto parece fuera de su alcance. La frustración de Hamlet es que se ve limitado a Elsinore y a una tragedia de venganza”.
Otra diferencia entre éstos dos grandes escritores, que murieron casi simultáneamente, es que “en las obras de Shakespeare él no aparece, ni siquiera en sus sonetos… Cervantes habita su gran libro de manera tan omnipresente que necesitamos darnos cuenta de que posee tres personalidades excepcionales: el Caballero, Sancho y el propio Cervantes”.
Bloom divide las 259 páginas del libro en tres partes largas. En la primera, donde trata del poder de la sabiduría, se ocupa de los hebreos y de los griegos, Job y el Eclesiastés, Platón y Homero; cierra esta parte con Cervantes y Shakespeare.
En la segunda parte, anticipada por una frase excelente: “Las más grandes ideas son los más grandes acontecimientos”, el autor establece profundas comparaciones entre el filósofo y moralista francés Miguel de Montaigne y el filósofo inglés Francisco Bacon; entre el literato inglés Samuel Johnson y el poeta alemán Wolfgang Goethe; entre el filósofo americano Rolf Waldo Emerson y el filósofo alemán Federico Nietzsche; entre el científico alemán Segismundo Freud y el novelista y psicólogo francés Marcel Proust.
Bloom escribe una magnífica tercera parte en torno a la sabiduría cristiana. En doce páginas llenas de luz penetra en la vida y en los escritos de San Agustín y en el Evangelio de Tomás, considerado apócrifo y por lo mismo ausente del canon bíblico. A Bloom, hebreo de nacimiento, de raza y no se si de religión, le gusta este Evangelio. Dice que “contrariamente a los evangelios canónicos, el de Tomás el Gemelo nos ahorra la Crucifixión, hace que la Resurrección sea innecesaria y no nos presenta a un Dios llamado Jesús”.
Resulta interesante leer de un hombre como Bloom, cuya fama como pensador y literato ha traspasado fronteras, que “la popularidad de Tomás entre los americanos es otro indicativo de que existe de hecho la “Religión Americana”: sin credo, órfica, entusiasta, protognóstica y poscristiana.
Siguiendo en esta línea religiosa,
Bloom opina que “Job es el mayor triunfo estético de la Biblia hebrea”. Confiesa que “el Eclesiastés es mi libro favorito entre todos los que componen la Biblia”.
El libro de Harold Bloom se cierra con una referencia a Némesis, hija de la noche, diosa venerada en el panteón griego. A la pregunta del título Bloom responde que la sabiduría se encuentra dentro de nosotros mismos, en nuestras fuerzas para vencer a Némesis y derrotar los demonios del miedo que llevamos dentro.
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