José Manuel Vidal se une a los pocos que ya han abordado el tema y se anticipa a los muchos que lo harán. Vidal es licenciado en Teología y Sociología, doctorado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid. En la actualidad es jefe de la sección religiosa del diario madrileño EL MUNDO y corresponsal del mismo desde su fundación.
Juan G. Bedoya cuenta en el diario EL PAÍS que poco antes de la elección de Ratzinger Manuel Vial escribió desde Roma a su periódico: “Torquemada no puede ser elegido papa”. Pues lo fue. También sorprendió a Enrique Miret Magdalena, teólogo católico en constante disputa con la jerarquía: “Nadie pensaba que iba a ser elegido el que yo mismo he llamado Gran Inquisidor”, declaró Miret en conferencia de prensa.
El libro de Vidal, bien documentado, con una redacción hábil y amena, argumentos que convencen, está estructurado en 15 capítulos. A lo largo de los mismos el autor hace preguntas inquietantes: ¿Por qué la elección de Ratzinger despertó tan poco júbilo en Alemania, su país natal? ¿Es el nuevo papa un Torquemada, como dicen muchos? ¿Cómo es éste hombre, enterrador de la Teología de la Liberación? ¿Cómo es su alma, “marcada por una infancia pobre, una familia rígida y muy religiosa y el ansia de llegar a ser un gran teólogo”?
En el capítulo dedicado a la estrategia seguida por la curia vaticana para elegir al sucesor de Juan Pablo II, uno de los más interesantes del libro, el autor dice que “en el conclave, Ratzinger entró ya papa”. Todo lo que siguió fue pura forma.
Ratzinger ha militado desde siempre en el ala derecha de la jerarquía católica, en ocasiones más a la derecha y más conservador que el propio papa Vojtyla. Fue votado por los cardenales que están en su misma línea, especialmente los de las repúblicas hispanoamericanas. Para su suerte, la izquierda progresista no disponía de un candidato capaz de hacerle frente. “Pero además -escribe Vidal - hay que valorar el que la izquierda siempre cede en aras de la comunión eclesial. Algo que, a veces, no hace la derecha”.
Movimientos tan conservadores como el Opus Dei, Legionarios de Cristo, Comunión y Liberación o los Kikos, poderosos e influyentes en los entresijos vaticanos, apoyaron a fondo al hombre que ofrecía seguridad y confianza de que tras la muerte de Juan Pablo II nada iba a cambiar en la Iglesia. Aunque algunos medios apuntan a que puede que se lleven una sorpresa.
En España, la Asociación de Teólogos católicos Juan XXIII, alejada del Vaticano y de la jerarquía española, expresó su frustracióncon estas palabras: “Es un papa de la derecha eclesial y del Opus Dei”. Uno de éstos teólogos, Julio Lois, declaró: “Vamos a tener un papa con escasa capacidad de diálogo con el mundo moderno… Un papa demasiado seguro, sin capacidad de diálogo, atrincherado y a la defensiva”. Por su parte, el ya citado teólogo laico Enrique Miret Magdalena, al conocer el nombre del elegido, manifestó: “Parece que la mayoría de los cardenales están preocupados y tienen miedo. Sienten a la Iglesia como una fortaleza asediada y acosada por sus enemigos, que quieren despedazarla. ¡Qué triste”.
En la línea opuesta, en la derecha conservadora, hubo euforia. Fuentes de la Oficina del Opus Dei en Madrid anunciaron que “los católicos y tantas otras personas estamos de fiesta. Rezamos por su persona…” Para el secretario general del episcopado, el jesuita Juan Antonio Martínez, “es un papa profundamente humilde y que conoce a fondo el pulso de la Iglesia y de la humanidad”.
José Manuel Vidal ha escrito un libro excelente, magnifico y magníficamente apoyado con documentación seria en cada una de sus páginas. Aciertan los editores en lo que escriben en la presentación de la obra: El libro de Vidal “nos brinda todas las claves para manejarnos por el intricado laberinto de la institución eclesial y de sus órganos de gobierno, y nos despeja el camino para comprender las cerradas luchas de poder entre las diferentes estrategias del aparato eclesiástico”.
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