Derechos del hombre y derechos de Dios - (XII)Apenas hay indicios de que Israel observara el Jubileo en periodos largos de su historia. Si lo hizo fue muy esporádicamente. El Pacto del pueblo que regresó del exilio bajo Esdras refleja la voluntad de guardar cuando menos el Año Sabático: "se reunieron para jurar que andarían en la Ley de Dios y que el séptimo año dejaríamos descansar la tierra y remitiríamos toda deuda" (Neh. 10:28-31).Tenemos también el testimonio de la literatura apócrifa: 1 Mac 6:49,53, así como de Josefo, Ant xii 9.5, xiv . 10.6
ESCASA APLICACIÓN
Dios amenazó con manifestar su desagrado por la violación de estos mandamientos sobre la institución de los años sabáticos y el jubileo. En cualquier caso, las últimas líneas del libro Segundo de Crónicas son para recordar que Israel fue al exilio por causa de sus pecados y así la tierra pudo también tener al fin reposo y disfrutar de su Año Sabático, en compensación de todos los jubileos que le fueron negados a lo largo de los siglos (2 Cr. 36:20-21) ¡Que fina ironía!
Aunque las normas del jubileo fueron escasamente llevadas a la práctica, sus principios y su espíritu fueron recordados constantemente por los profetas. Así, por ejemplo, en el gran texto de Is. 61:1-2, que Jesús leyó en la sinagoga de Nazaret.
Según Lc. 4:16-21, la era cristiana debiera de haber inaugurado la época en que los postulados del jubileo tenían que hallar cumplimiento. Ahí donde Israel fracasó, Jesús triunfará. Jesús proclama libertad, justicia y esperanza.
JESÚS Y EL JUBILEO
Es significativo que fuera al comienzo de su ministerio cuando Jesús asumió las promesas del Jubileo, diciendo: "Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros" (Lc. 4:21). Fue como si tomara la trompeta de los sacerdotes del Antiguo Testamento y proclamase lo que éstos habían sido tan remisos en anunciar: la libertad tanto espiritual como física, a cuantos crean y obedezcan, a cuantos se alleguen a Él con fe viva y auténtica, y por medio de ellos a sus semejantes.
El respeto de los derechos de Dios, es decir: la obediencia a sus leyes, constituye la única garantía sólidamente indestructible de los derechos del hombre. La vulneración de instituciones como la del Jubileo explican el desastre de la apostasía continuada de Israel, y muchas de las desgracias de la Cristiandad pueden tener su origen también en este olvido de los derechos de Dios.
NUESTRO TIEMPO
Ciertamente nuestra sociedad es muy distinta de las sociedades agrícolas y ganaderas de hace más de tres mil años. En una cultura altamente tecnificada, de sindicatos, multinacionales, servicios sociales, bancos e industria, etc, puede resultar sorprendente que unos textos de legislación antiquísima, sacados de la Biblia, sobre la liberación de esclavos, la cancelación de deudas y la distribución de la propiedad de las tierras, sean consultados cada vez más por los cristianos.
Primero fue en algunos seminarios de élite, por parte de profesores y teólogos, exégetas e investigadores bíblicos; luego, de manera creciente por toda clase de creyentes, sobre todo por los más comprometidos con su fe y con la sociedad en que viven.
¿Que se busca en estos textos? Orientación, estrategias, principios y normas para la correcta aplicación de la justicia desde premisas bíblicas así como estilos de vida cristiana más responsable.
Esta es la razón por la que el capítulo 25 de Levítico con su enseñanza sobre el Jubileo atrae la atención creciente de los cristianos. Pero no caigamos en el error de pensar que se trata de un capítulo aislado o solitario, como un arcaico castillo de utópicos ideales Forma parte de un conjunto más amplio de doctrina y moral sobre la administración de las riquezas, la solución a los problemas de la pobreza y el hambre y la correcta regulación de la justicia en la comunidad.
Es imposible soslayar por más tiempo la investigación sobre el Jubileo, especialmente cuando consideramos temas como el de los derechos humanos. El Jubileo reivindica el derecho de Dios a ser escuchado y obedecido. Y, al mismo tiempo, en esta reivindicación viene aparejada la salvaguarda de los derechos del hombre.
CONCLUSIÓN
Es por ello que
entendemos de sumo interés el estudio de los principios, las prescripciones, el propósito y las implicaciones del Jubileo. Con ello no haremos más que indagar en las raíces bíblicas de los derechos humanos. Esto sí: a partir del reconocimiento de los derechos de Dios.
Esto lo veremos en el siguiente artículo de esta serie.
Si quieres comentar o