No estamos solos en la tarde de este 28 de octubre. El entorno del lugar ahora es centro de cultura, la Biblioteca Pública Provincial. (Cerca están varios sitios culturales y el propio Rectorado de la Universidad de Sevilla.) Nos acompañan escritores premiados por sus obras sobre el tiempo novelado y sus circunstancias de la Sevilla del quemadero. Personas de diversas parcelas y miradas de España, algunos de Norteamérica, la directora de la biblioteca. Todos con la alegría respetuosa de la memoria recuperada. La libertad siempre vence.
Estamos, pero lo que importa es que estén las palabras y obras de los que aquí murieron para siempre vivir. ¡Y están!
Presentamos la traducción al castellano del
comentario dialogado a Romanos de Antonio del Corro. Incluye su autor pormenores de la destrucción de la iglesia española en Londres y sus circunstancias, para que sus paisanos sepan. Muchos años han pasado; Dios tiene su tiempo y sus instrumentos. Allí estaba el catedrático Francisco Ruiz de Pablos explicando algo de su traducción. Antes ya trasladó las
Artes, luego el comentario al Evangelio de Juan de Casiodoro de Reina, ahora éste de Antonio del Corro,
Eclesiastés del mismo autor ya está listo para editar, y lo que queda, d. v., por venir. Dios tiene su tiempo y sus instrumentos.
Allí estaba el teólogo reformado y catedrático
David Estrada. Autor de varios estudios sobre nuestros reformadores del XVI, mostraba la figura de la persona cuya efigie como muñeco quemaron: Constantino Ponce de la Fuente, de la que escribe la introducción a sus sermones sobre el salmo 1, así como su “confesión de un pecador” (volumen V de la colección Obras de los Reformadores Españoles del XVI, Editorial Mad. Sevilla.)
Al lado, el presidente del Southwestern Baptist Theological Seminary, en Fort Worth, Texas, el
Dr. Paige Patterson, presente con su esposa y varios profesores del citado seminario. Se llevaban a Estados Unidos las cenizas, ya convertidas en obras y frutos vivos, de los en nuestro suelo muertos y perseguidos. La traducción al inglés, por
Juan Sánchez Naffiger, de la antes referida obra de Constantino Ponce de la Fuente, con una nueva apropiada introducción de David Estrada, estará editada, d. v., en unos meses. ¡Quemaron sus huesos para borrar su memoria!
Con todos, el presidente de la Editorial MAD Eduforma,
Luis Abril, de todos reconocida su imprescindible aportación para que esas cenizas: palabra y vida de aquéllos, sean ahora libros donde leer y encontrarse con la palabra de libertad que a ellos nos une.
Con tantos. Colaboradores generosos. Creyentes. Amigos de la libertad. Tantos brazos en el camino.
Antaño, junto al quemadero, una multitud infame siendo adiestrada por la Inquisición en la “pedagogía del miedo”. Ahora, un grupo respetuoso, agradecido por el tiempo de libertad que disfrutamos, asombrados ante la corrupción del ser humano que puede quemar la libertad ¡para morir en una vida sin ella!, y para los creyentes, el asombro de la palabra, del verbo, del silencio de la cruz.
Gracias a todos. Sigamos. Dios tiene su tiempo y sus instrumentos.
MULTIMEDIA
Pueden escuchar aquí el audio de la entrevista de Esperanza Suárez a
Emilio Monjo sobre las Jornadas Internacionales “Ética Cívica y Comunicación” y el 450 aniversario del auto de fe donde se quemó vivo a Julianillo y en efigie a Constantino Ponce, con la presentación de la colección de Obras de los Reformadores españoles del s. XVI en la Biblioteca Provincial, próxima al lugar en donde fueron quemados estos mártires (al que hace referencia este artículo).
Si quieres comentar o