La problemática de los jóvenes actuales es un tema ya bastante tratado por sociólogos, psicólogos, psiquiatras, pastores… pero la realidad es que aún seguimos perdiendo jóvenes, muchos siguen sin encontrar el rumbo correcto. “
Tienen de todo, pero con grandes carencias, están confundidos, con una gran falta de disciplina interior y de valores…”, dice el autor. Y todos somos responsables en una u otra manera de lo que está ocurriendo.
Por eso un libro como este no está demás, al contrario, todo es poco para intentar encauzar a los jóvenes, ofrecerles una buena orientación que les ayude a edificar sólidamente sus vidas. Ya en 1974 el autor publicó un libro con esta temática. Se tituló
“Inquieta juventud”. Han pasado 30 años, y el tema es aún un reto para todos.
El presente libro consta de 12 capítulos (198 páginas) que van
increscendo, adentrándose cada vez hasta que toca fondo, pone el dedo en la llaga, en el alma de los jóvenes.
Empieza con el análisis de datos y análisis sociológico del problema de la juventud. Toca temas claves, como son la familia, el ejercicio de ser padres, la mentira de la felicidad terrenal, el sentido del ideal humano en el Quijote
, la gran trampa de las drogas… hasta que llega al capítulo 12 donde habla con absoluta claridad de la raíz de la encrucijada: la ausencia de Cristo en el interior, y de la salida de la encrucijada: Cristo habitando en nuestro interior.
Por eso el último capítulo se titula “Vida espiritual”, y el último apartado “Nueva Vida”. El último párrafo es contundente:
“La orden de Cristo al hijo de la viuda de Naín fue muy escueta: “Joven, a ti te digo, levántate”. Si vives deprimido, levántate. Si te fallan las fuerzas, levántate. Si crees que te estás hundiendo, si necesitas a Dios levántate. Si has caído en alguna tentación, no te quedes ahí, levántate. Si aún no conoces a Cristo, levántate y ofrécele tu vida”.
Monroy habla desde la voz de la experiencia, con la suficiente distancia de los hechos como para poder observarla con objetividad y madurez. También habla con la voz del periodista, analizando los hechos, aportando datos, pero también dando consejos, consolando, y siempre con esperanza. El subtítulo del libro me dice mucho:
“Acompañando a los jóvenes en un mundo cambiante”. Al lado de los jóvenes, de su mano, sin abandonarles ni condenarles…
Una de las genialidades de la exposición es que
entrelaza de una manera natural las Escrituras, sus historias, sus ejemplos, sus contraejemplos, sus protagonistas, hombres de carne y hueso, que no fueron perfectos… con el tema que lo ocupa, los jóvenes.
Esto, combinado con su estilo peculiar, innovador, un lenguaje ágil, natural, en absoluto afectado, ni encorsetado. El resultado, una trenza perfecta.
Lo que define el arte de un cristiano no es utilizar una jerga evangélica, ni hablar del lenguaje de los ángeles y de temas religiosos,
sino plasmar el mensaje espiritual hecho vida y tan integrado en la obra que no se puede separar sin eliminar la obra misma. Y eso es lo que hace Monroy. Y es que un verdadero cristiano refleja su fe en todo lo que dice, lo que hace, lo que vive y lo que escribe, naturalmente. Este libro es un ejemplo más de su prolífica obra.
En este caso, ofrece a los jóvenes la respuesta que necesitan, Jesús, no como una religión, forma o rutina, sino como alguien que primero ha hecho carne en su vida esa respuesta. Monroy no escribe desde una burbuja religiosa, sino que conecta con la sociedad, y
tiende puentes que van directos al corazón del lector y lo conducen a Jesús.
MULTIMEDIA
Pueden escuchar aquí una entrevista de Esperanza Suárez a
Juan Antonio Monroy sobre “Los jóvenes de hoy en la sociedad y en la iglesia actuales”.
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