El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Artistas evangélicos de toda España se unen para transmitir un mensaje de esperanza.
Cada vez lo saca un poco a flote y parece que va a vivir, vuelve a recaer de nuevo.
La duda también es aceptada por el Padre, lo inaceptable es arremeter contra Él en un continuado estado de vacilación.
Acunó a ese pequeño animal que pronto sería su principal confidente, una silenciosa amiga.
El temido gigante sigue al acecho, pero creo en un Dios soberano.
La pandemia deja paso a diversas preocupaciones en nuestras vidas. Pero Dios no es indiferente a lo que ha sucedido ni a lo que sucederá en el futuro.
En las circunstancias actuales, ante la incertidumbre que vivimos, es necesario apoyarnos en las promesas que Dios nos ha dado en su Palabra.
Deseo atesorar momentos que solo hoy puedo vivir y grabarlos en mi memoria.
Cerrar el grifo en un 10% durante un año no va a cambiar mucho la cantidad de CO2 que hay en la atmósfera.
Al oir la Palabra de Dios esta tiene un efecto trascendente en nuestra vida, haciendo que nos alineemos con la voluntad de Dios para que esta crisis se transforme en una oportunidad.
Su palabra imperecedera, viva, fresca, llega al hombre con la contemporaneidad de un escrito reciente, actual.
La esperanza que Dios nos da es definitiva, fiel, confiable, total, indudable e invencible.
Necesitamos recordar sus promesas en la Biblia y en las experiencias que hemos vivido. Aun en tormentas, incomprensión o dolor, podemos decir: “Padre, en ti confío”.
Siempre he valorado la presencia de los mayores, vidas plagadas de sabiduría que nos han legado tanto por lo que seguir luchando, pero que hoy, en estas circunstancias tan adversas, valoro aún más.
Jesús nos compara con unos pajarillos, algo débil y pequeño, como ejemplo de dependencia de Dios. Es en su providencia que podemos tener confianza en medio de esta crisis.
Los cristianos somos privilegiados, por tener la conciencia de un propósito y la compañía de Dios en toda situación.
Los creyentes gemimos, lloramos, somos solidarios con el sufrimiento de los otros esperando la renovación de todas las cosas.
Estamos conmovidos, humillados delante de Dios, y hemos rasgado simbólicamente nuestros corazones para llorar y clamar por nuestro pueblo.
Del pastor y rey David podemos aprender a profundizar en nuestra relación personal con Dios en medio de circunstancias difíciles.
Las circunstancias difíciles nos ayudan a eliminar lo secundario y ser más capaces de encontrar lo verdadero, a Jesús mismo.
Qué triste experimentar la ausencia de alguien a quien no esperabas tener que recordar.
En la Biblia vemos un patrón: antes de la victoria, viene la prueba. Este es el proceso que Dios puede usar para que maduremos y así crezcamos.
Esta crisis nos ayuda a entender que nada humano nos es ajeno.
En situaciones de dificultad podemos aferrarnos a las tres cosas que permanecen: la fe, la esperanza y el amor.
La incertidumbre lleva al miedo. No sabemos cuánto durará esto, pero nos arraigamos a la Palabra.
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