El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
En 'El luto humano', el fatalismo es un factor fundamental en la trama de la historia, pero no en términos de lo cristiano sino “consecuencia histórica, vaciada en los moldes, ya sin espíritu, de la religión ancestral”.
El conflicto enfrentó a creyentes católicos, en mayor o menor medida que, al compartir la misma fe, se vieron inmersos en una lucha que rebasó ampliamente su percepción de la realidad social del momento.
Revueltas dejó escrita la grata impresión que le causó el lingüista John Dedrick, que trabajaba para traducir la Biblia a idiomas autóctonos.
Hoy, a cien años de su nacimiento vuelve a avivarse la polémica sobre una tendencia que se ha señalado persistentemente en la escritura de Revueltas: una cierta forma de religiosidad que algunos han asociado a la fe católica que conoció desde muy joven y que lo llevó a leer varias vidas de santos. En estos días de tantas conmemoraciones y recuentos, se ha calificado a sus novelas como “bíblicas”.
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