El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Podemos apreciar una continuidad en el reino de Israel en donde el Señor constituye la última expresión de esta cadena sucesoral de la monarquía judía.
La Biblia enfatiza la realidad del pecado como una falla humana, como una enfermedad que solo puede ser curada por Jesucristo.
En parte estamos presentado un Cristo masificado, mediático y mediatizado. La manipulación de masas que Jesús no ejerció ni usó para provecho personal, es utilizada por algunos de sus seguidores.
La adoración en comunión con nuestros hermanos es algo que produce una alegría indescriptible.
No basta con que un libro tenga buen contenido, es importante también que tenga una buena presentación.
Jesús es la afirmación del ser en su más alto valor, no importa condición, edad o sexo. El valor de los niños es tan grande que Jesús dice que de ellos es el Reino de Dios.
Hay aspectos de la rutina de Cristiano Ronaldo que de seguro le hubieran interesado mucho al Apóstol Pablo.
Quizás dedicamos muy poco tiempo para analizar el impacto liberador que tiene nuestro mensaje.
Nuestra posición no es oponernos a la Navidad, sino llenarla de sentido, es reorientarla y enfatizar en actitud festiva su verdadera sustancia y razón.
Es lamentable que no estemos quedando con los peces, cuando el Señor no está dando más.
En la iglesia del Señor hay un elemento trascendente, sobrenatural, pero al mismo tiempo muy personal.
El misionero es un recuerdo cada vez más borroso en la memoria colectiva evangélica.
La salvación está basada en lo que Dios ha dicho y en lo que Dios ha hecho a través de Jesucristo.
Dejó de ser, en algún sentido, sal y luz de la tierra y pasó a ser parte del poderoso engranaje de la industria de la diversión y el entretenimiento.
La obra salvadora de Dios es completa, no requiere ayuda.
Nos han programado solo para trabajar y estamos siempre empeñados en “aprovechar el tiempo”.
Cuando se citan entre nosotros las mujeres más sobresalientes de la Biblia, María queda en el olvido.
El cuidado de la creación es una expresión de nuestra adoración a Dios en respuesta a su maravilloso plan de redención por medio de Jesucristo.
El mérito de Martin Lutero fue poner la Escritura en el centro del debate de su época.
La misión implica proclamar el mensaje y hacer gestos concretos de solidaridad con el necesitado.
Muchas de nuestras iglesias continúan entrampadas en disputas intrascendentes.
Somos individualistas insolidarios cuando respiramos exclusivamente por nuestra propia herida.
Cuando observamos la maldad sin más perspectiva que nuestras propias posibilidades, nos arropa el desaliento.
La paz tuvo poco espacio en su vida interior convulsionada e inestable.
El Señor quiere que recordemos su sufrimiento, pero no con ánimo de lamento sino con espíritu de liberación.
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