El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Valoremos este maravilloso don de la vida terrenal que puede convertirse para muchos de nosotros en el preámbulo de la vida eterna.
A veces lo que es correcto se niega, se oculta, se combate y se persigue, mientras que a lo que no lo es se le da la bienvenida, se afirma, se acepta y se abraza por una gran mayoría.
Amar lo que Dios ama significa amar a la Iglesia de Jesús.
Algunos de esos ídolos abundan en el campo cristiano mucho más de lo que imaginamos. Podemos llegar a creer que están dentro de los parámetros espirituales “más elevados”. Pero son ídolos.
Sin convicción de pecado, no hay un verdadero arrepentimiento y sin un genuino arrepentimiento, no hay conversión posible.
Ni la teología ni el estudio de la teología tiene por qué secar la vida espiritual de nadie, sino todo lo contrario.
No podemos ser cristianos mediatizados por esas sucias gafas que nos muestran los valores antibíblicos que impiden el seguimiento del Maestro.
La felicidad es ser conocida y amada por Aquel que lo dio todo por mí.
Nuestro arrepentimiento sincero y la fe en la persona y en la obra de Jesucristo nos otorgan el impagable don de la vida eterna y nos indulta del pecado.
Por primera vez, la vida no le dolía.
Nadie, por muy pastor que sea, tiene el derecho a apropiarse de la voluntad de otro, ni de interferir en su vida personal, matrimonial o familiar y mucho menos sirviéndose del nombre de Dios.
No se trata de números ni de los múltiples recursos humanos sino de los sorprendentes y maravillosos recursos divinos, aunque estos puedan parecer exiguos y sin importancia.
Observo al vecino borrachín de la puerta 4 que intenta introducir la llave en la cerradura, mientras se balancea de un lado para otro.
La soberanía de Dios planea sobre todos los hombres y sus obras; sean malas o buenas. Al final, la voluntad que prevalecerá sobre todas las demás, será la voluntad del Rey de reyes.
La recompensa a esa abnegación no la hemos de esperar en el agradecimiento ajeno; que a veces no llega, si no en saber que todo lo que hacemos por el bien de otros es mandamiento Divino.
A veces, cuando las palabras no alcanzan para expresar lo que llevamos en el alma, encontramos una vía más profunda de verbalizar nuestras emociones, y es en esos momentos cuando... cantamos.
Personalmente me considero un convencido de que, cuando un hombre o una mujer determinan decididamente ir en busca de un avivamiento personal, este no resulta inalcanzable.
La iglesia, cualquiera que sea donde esté presente, tiene la responsabilidad de estudiar, reflexionar, tomar nota y poner en práctica todos y cada uno de los aspectos de la “Gran Comisión”.
El perdón es una decisión espiritual antes que emocional, es mirar a la la cruz y recordar cuánto hemos sido perdonados nosotros primero.
Hablemos sobre la importancia de despegar y aterrizar con éxito durante el período veraniego.
Podemos decir que la evangelización no se produce solo con la predicación del Evangelio; eso es solo el inicio. Es necesario “hacer discípulos…”
Dios te dará la fuerza para conseguir un futuro que ahora te parece utópico.
La gran paradoja de los siglos es que Jesús, con su dramática muerte en la cruz, nos imparte vida eterna a los que hemos creído o vayamos a creer en Él de todo corazón.
Un estudio atento al contenido de la Gran Comisión nos llevará una y otra vez al mensaje central de la misma, que es el Evangelio de Jesucristo.
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