Hay dos términos en la Biblia que se traducen por “tela de araña”, uno aparce en Isaías y otro en Job.

No existe ninguna razón de peso para suponer que la extraordinaria complejidad e información de los hilos de seda se haya forjado mediante un proceso ciego de evolución por selección natural.

La mayor locura, la insensatez suprema del ser humano, consiste en oír su Palabra y deleitarse con ella pero no querer nunca llevarla a la práctica.