El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Un hombre armado entró en el templo mientras se celebraba una reunión, disparando indiscriminadamente.
El 87% de los agresores fueron hombres (el 57% de 18 a 35 años). En el 28,4% de los casos los responsables eran chicos jóvenes que estaban de fiesta
Josiah, un niño de 5 años, hace que su madre invite a cenar en un restaurante a un homeless.
Un padre neozelandés se niega a renunciar a su bebé con S. de Down aunque tras el parto la madre del niño le dejó por no enviarlo a un orfanato.
En un artículo, el compositor de gospel se muestra crítico con “la apariencia de perfección y felicidad” de las iglesias que parecen un “club cristiano”.
Ni insultos, ni el odio y dolor de los familiares, conmovió un ápice al asesino en serie Gary Leon Ridgway durante su juicio. Hasta que un padre subió al estrado.
Dos pasajeros con los que compartían el viaje consideraron a los cristianos culpables del mal tiempo y los arrojaron al mar.
Los terroristas separaron a los trabajadores musulmanes de los no musulmanes en la mina Korome, matando a todos los cristianos.
Cuando la joven de 23 años volvía a casa, uno de los agresores a los que impidió que abusara de dos chicas la esperaba en la calle; y la agredió causándole la muerte.
Milicianos de Al Shabab hicieron bajar a todos del autobús y mataron a quienes no confesaban la religión islámica.
El ejemplar ejercicio de compasión que internaliza el torturante dolor de los padres y madres de los estudiantes tiene que marcar un antes y un después en varias esferas.
La fiscalía general mexicana confirma que los 43 estudiantes desaparecidos el pasado 26 de septiembre en el estado de Guerrero fueron asesinados por miembros del grupo criminal Guerreros Unidos.
¿Volveremos a ver una vez más gente triste deambulando, desempleados y al margen de los caminos de los integrados construyendo carriles de soledad?
Un detalle nada banal en la foto es la leyenda escrita a mano en primorosas versales en una pizarra colgada en la estancia.
Un poema de Claudia Ursini (selecciona Isabel Pavón).
La jueza ha declarado a Oscar Pistorius culpable de matar a su novia, Reeva Steenkamp, en el segundo día de la lectura del veredicto.
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.