El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
El mundo necesita a los mansos, porque una persona mansa piensa siempre en plural y pocas veces en singular.
Jesús nos ha llamado por nuestro nombre, sabe nuestra vida y nuestros retos, no le ha importado que seamos de la minoría y ha pasado por encima de nuestros pecados, solo nombrándolos para que nosotros mismos nos demos cuenta que son el claro síntoma de nuestra sed.
Es pequeño, pero tiene una fe sedienta.
La sed física de Jesús pierde parte de su valor si no lleva a sus hijos a la sed de justicia.
Incluso cuando acertamos acercándonos a la fuente correcta y procurando imitarle, desacertamos en la manera de hacerlo y reproducirlo.
Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.
Un nuevo cuento de Antonio Cárdenas.
Como Gudea, en Melquisedec podemos ver la fusión entre los papeles de rey y sumo sacerdote que gobierna para el bienestar y la paz de su pueblo.
¿Qué sed es la que padece el mundo hoy? Quizás la sed de Dios y no encuentran como saciarla.
Aquello con lo que alimentamos nuestra mente es lo que produce nuestra sed.
El éxito del siervo de Dios no reside en el resultado, sino en obedecer íntegramente las palabras de Dios.
Nunca veremos a Dios hablar de amor sin demostrarlo de alguna forma.
Si queremos ser colaboradores de Dios en su obra, en medio de la generación que nos ha tocado vivir, vamos a tener que pagar un precio.
Para poder servir a Dios y ser útiles debemos destruir esos altares y reconstruir nuestra relación con Él.
Vivimos en una sociedad que nos enseña a centrarnos en nosotros y en nuestras necesidades hasta el punto de olvidarnos del que tenemos a nuestro lado.
El secreto de la mansedumbre es la relación diaria con el Señor a través de la oración franca.
Nuestra sociedad nos ha acostumbrado a ser receptores y clientes pasivos. Pero los cristianos somos llamados a ser útiles en la vida de quienes nos rodean.
Roger Federer dice: «Voy a cada partido pensando que puedo perder. La mayor parte de los días pienso que me pueden derrotar si no lo doy todo». Esa es una buena actitud.
Cuando nos sentimos solos podemos caer en el error de sentirnos fracasados.
Nos enseñan a defendernos de las malas influencias que pueden pegarse a nosotros y dañarnos, pero ¿qué hay de nuestra responsabilidad en la amistad que tenemos?
Continuamos con una de las partes más trascendentales, la elección de los amigos y de las personas que nos rodean.
La amistad es una meta que todos buscamos alcanzar, sobre todo en la juventud los amigos juegan un papel trascendental en nuestra percepción del mundo.
Hablaremos sobre las relaciones en la vida de los jóvenes, centrándonos en las amistades que establecemos con gente de nuestra edad.
La campaña “Shine the light” acude a Brisbane para pedir a los líderes internacionales que actúen contra la corrupción.
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