El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Asalta la fascinada certeza de hallarse frente a un verdadero poeta, a uno de esos raros elegidos que, de acuerdo con Rilke, pueden decir a Dios cómo es el hombre, y al hombre cómo es Dios.
Nos sorprenderá no poco advertir que nos equivocamos al concebir a Dios más como Juez que como Abogado, más como Fiscal implacable que como Padre amoroso y compasivo.
El descubrimiento (150-250 d.C.) fue dado a conocer recientemente por la Sociedad Exploradora de Egipto a partir de un papiro griego.
Es, a través de las leyendas, donde Bécquer más ahonda en el alma, que, en la mayoría de los individuos, se mueve entre la afirmación y la negación.
La teología ha hecho frecuentes intentos de crear teodiceas, o sea justificaciones racionales de cómo Dios es justo y, sin embargo, permite el mal en el mundo.
El tema religioso está ausente en la obra de Celaya. Lo suyo era el hombre y Dios; la idea, no la religión.
El hombre es el centro del Universo tan sólo en la medida en que el hombre se somete a la voluntad de Dios.
El fragmento del Corán se escribió en el siglo VIII sobre textos cristianos coptos. El palimpsesto será subastado en Londres por más de 80.000 libras.
Demostró, en sus escritos y en su vida, poseer un defecto común a la casi generalidad de los escritores españoles: apartarse de Dios como consecuencia del desengaño sufrido en la religión en que nacieron.
Fue absolutamente fiel a la Iglesia católica, con una fidelidad sin condiciones. Así lo refleja el párrafo final que escribe en el tomo primero de los Heterodoxos Españoles.
El escritor llegó al ateísmo por el camino del anticlericalismo y a éste por la decepción religiosa, por el desencantamiento de los principios religiosos que desde niño le habían enseñado.
Los personajes de su teatro son seres en permanente conflicto, que no saben qué hacer con la vida.
La razón es incapaz de concebir a Dios en toda su plenitud. Una fe sencilla, llena de sorpresas, como la del Principito, es la que nos introduce al reino invisible.
Yo no creo que Mark Twain fuese ateo. Sus malos recuerdos de la iglesia calvinista a la que iba de pequeño le hacen decir: "Si Jesucristo estuviera aquí ahora, hay una cosa que no sería; cristiano".
En las novelas de Kundera el rostro del amor aparece en todas partes, no hay libro en el que no se descubra su retrato.
En algunas de sus obras más destacadas abundan sus creencias, en las que se confunden el ser y la apariencia, la mentira y la verdad, el bien y el mal.
Fue un gran escritor. Un narrador excepcional. Culto en muchas materias. Conocía la Biblia tan bien como los clásicos rusos, a los que leía continuamente. Pero esa chispa o llama de la fe que transforma al ser humano nunca prendió en su corazón.
‘Donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón’ afirmó Jesús. Dios Padre nos ama de tal manera que pone en nosotros su tesoro. No es por méritos humanos que el Hijo de Dios mora en nosotros.
Es capital preguntarse si la fe en un Dios vivo debe incluirse entre las costumbres llamadas a desaparecer, como parecen anunciar algunos teólogos que repiten, decenios después de Nietzsche, que Dios ha muerto. O bien si nuestra fe aguantará con firmeza los embates de la incredulidad en este siglo XXI.
Dos encuentros de escritores y comunicadores.
Quiso Cervantes elegir Barcelona para que la ciudad a la que elogió fuera testigo de las tristes, las dolientes, las desmayadas palabras del vencido caballero.
El escritor y pastor evangélico falleció en San Diego a la edad de 90 años tras sufrir un infarto cerebral.
¿Qué pensó del clero de su época el insigne autor del Quijote? ¿Qué eran los curas, según Cervantes?
A Don Quijote no se le puede encasillar en religión alguna. Lo demás son ganas de marear la perdiz.
"Lo mío es un humilde tributo de lector aprendiz de poeta: por ello estos versos vivos donde galopan no sólo Alonso Quijano y el señor Panza, sino también Jesucristo y Unamuno; Dulcinea y Jacqueline; Elías y mi padre y mi hijo y yo mismo; mi Salamanca y mi saudosa selva".
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