El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
La palabra ha desaparecido, se ha ido casi por completo, tanto la palabra como lo que evoca.
Que los pájaros, con su piar, nos recuerden el cuidado de la Providencia se extiende a todas las criaturas.
La risa del hombre del modernismo líquido ha perdido el temor de Dios.
Es por medio de la fe, que podemos movernos en un nuevo año de la penumbra del fiasco a la aurora de la esperanza.
Me admira que Jesús dijera: “de cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos”.
Descubro que cada 4 o 5 años cambiamos en gran parte el alma. Pocas veces he sentido tan contrastadas vivencias como las que vivo en las últimas horas de este 2016, al hacer el traspaso de datos de mi agenda.
Aterra pensar en lo que la humanidad se ha convertido olvidando las directrices del Creador, y en lo injusto y atroz de sus repartos.
Una vez más me recreo al pasear por el Evangelio según Lucas y me detengo en el relato que nos habla del nacimiento de Jesús. Me acojo al zoom que me lleva a imaginar los detalles que pudieran completar los hechos.
Dios no sólo perdona los pecados de los hombres, sino que, una vez perdonados, los olvida. Es decir, los perdona del todo.
Entre nosotros aún quedan muchos vestigios de aquellos compromisos entre el Estado y la Iglesia.
En Adviento, frente a la expectativa de celebrar al infinito que se hizo uno de nosotros, ofrezcamos el corazón fatigado y endurecido.
Es cierto que toda muerte es solitaria.
El cristiano ve su fe desde la sonrisa, la luz y el gozo y sabe crear gozo, luz y sonrisa de su fe.
“Desde el Corazón” me proponga orar por estos políticos del poder, del desorden y sus élites.
He de hablar de una de las cosas que amo: la Iglesia de Cristo. Y la amo, por cuanto ¿cómo no amar aquello por lo que Jesús dio su vida?
Me siento valenciano, catalán de adopción y familia, profundamente español, pero sobre todo ciudadano del Reino de los Cielos.
Existen numerosos puntos de contacto entre ciencia y religión.
La vida misma, es el viaje que menos apreciamos, y para el cual menos se preparan muchos viajeros.
No somos maduros, santos, porque no tendemos a serlo. No digo que no queremos, porque algunos lo quieren.
Es posible que las cualidades principales del hombre que busca la perfección para gobernar, le sean obstáculos para llegar a gobernar.
Según una vieja encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas, la tercera parte de los españoles no piensa nunca en el sentido de la vida.
El Domingo es, para los cristianos que aún son cristianos, la celebración magna de la fe, la Resurrección de Jesús.
El evangelio de Juan nos muestra a un Dios que se hace cercano por medio de Jesús.
La independencia a la que yo me refiero consiste en una libertad interior y exterior que le permite al hombre cumplirse, pensar y expresar su pensamiento sin sumisión alguna al hombre.
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