El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Siempre hay lugar para la clase correcta de mejoras. Pero asegurándonos de que sean guiadas por los principios de la Palabra de Dios, no por filosofías de mejoras mortales de este mundo.
Continuación del relato iniciado la semana pasada, sobre un personaje y la visita que hace a su anciana madre.
En ese pueblecito, en una casa de dos plantas, pequeña pero muy agradable, con amplia terraza y un cuidado jardín, vive su anciana madre...
La Iglesia Romana sabe muy bien montar espectáculo, aprovecharse bien de ello, amedrentar al pueblo con prohibiciones, pero incapaz de transmitir el gozo de Jesús.
La educación acierta cuando acostumbra la mente a ver los objetivos acertados y disciplina la voluntad para que los elija con preferencia a los equivocados.
Un cristianismo sin Iglesia sería cualquier cosa menos cristianismo. Creo y amo la Iglesia.
Construyamos hombres de valores internos, de principios morales, maduros en sus responsabilidades.
Hasta algo bueno puede convertirse en una pesadilla cuando gobierna completamente nuestro corazón, nuestra mente o nuestra manera de actuar.
El ser humano cambia el decorado del fetichismo pero sigue ignorando lo que no entiende de la genuina Fe, porque ésta tiene que ver con manifestarse en conductas nobles de vida y no festivaleros teatros religiosos.
El frágil ser humano debe sentirse juntamente orgulloso de haber traspasado y accedido a tan impresionante espectáculo espacial.
La fe, decimos que mueve montañas, y el amor las cubre de bosques, las nace de ríos y las colma de lagos.
Obramos según nuestras creencias, y si nuestras ideas son erróneas, también lo serán nuestros actos.
Expresamos nuestra denuncia contra las estructuras de pecado injustas que se mueven como una red que atrapa a tantas mujeres de entre las débiles del mundo.
Creernos dignos de juzgar al prójimo es vernos ya como sus superiores, incurriendo en pecado de orgullo, voluminosa viga que oscurece nuestra visión.
Guardar rencor es un virus letal, es mucho más peligroso que morir.
Cuando uno profundiza un poco en la vida, resulta asombroso lo pronto que se deshace de aquello que es superficial.
El hombre, con todo su saber actual, parece ignorar que la vida es lo más importante de la persona.
El rey David era un hombre conforme al corazón de Dios; sin embargo, porque el Espíritu se lo reveló vio que su condición era la de todo pecador común que necesita ser limpio; entonces pudo clamar: “Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré más blanco que la nieve.”
El poema de Rudyard Kipling titulado 'Si', es certero, es simple y profundo al mismo tiempo, como todas las grandes obras.
¿Nos estaremos convirtiendo en amantes de fetiches, huesos y elucubraciones, más que de las personas y sus obras?
Lo que Jesús reprocha a Marta no es el trabajo, sino el trajín, no la hospitalidad, sino el postín; no la generosidad, sino la prodigalidad.
¿Es pecado recortar salarios y pagas extras, robarle al ciudadano, mientras se engordan las cuentas de los que ya mucho tienen? Sí, claro que sí.
Un hombre en paz consigo mismo no necesita hablar de la alegría, porque le saldrá en todas sus palabras.
Lo que tenemos es la vida, y cada Nochevieja, en lugar de las uvas, falseadoras de esperanzas, deberíamos mostrar gratitud al Señor de la Vida por vivir.
El Dios autor de tanta ternura, y la Natividad es una muestra de ella ¿nunca sufrirá al saberse olvidado o despreciado?
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