El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Todo programa de acciones sociales que pretenda imponer a una población no cristiana un orden político basado en el cristianismo, está llamado al fracaso.
Desde un punto de vista bíblico la justicia de un país se mide por la protección que ofrece a los débiles.
El individualismo de los últimos 170 años ha contribuido a que se origine la extraña idea de un cristianismo de carácter puramente privado y sin trascendencia social.
Los cristianos tenemos que ayudar a volver a llenar de sentido bíblico el “cuidado de la Creación” y debemos trabajar con insistencia en esta concienciación.
Las historias pueden cruzar el abismo entre personas de distintas edades o culturas, cautivan la mente y nos tocan el corazón. Jesús fue el maestro de esas peculiares historias que llamamos parábolas.
Los cristianos no deben retirarse voluntariamente de estas esferas que Dios les ha confiado, y no deben avergonzarse de trabajar por la fundación de escuelas cristianas y en apoyar a maestros y profesores cristianos que trabajan en colegios públicos.
Es un error pensar que las personas tienen que ser transformadas éticamente por medio de la conversión a Cristo y la instrucción del evangelio para luego dejar la dirección política de sus países en manos de personas sin escrúpulos, egoístas, ladronas, perversas, malvadas o mentirosas.
Tenemos que reconocer que una fe que solo se mantiene en el aislamiento social, es una fe débil y nada atractiva.
Aquí tienes un tremendo recurso pedagógico para ilustrar de manera sencilla hoy, las grandes verdades bíblicas y exhibir sus riquezas. Por Jeniffer Díaz.
Hoy nos acercamos a las parábolas de la cizaña, la mostaza y la levadura, y el tesoro oculto, con ecos en la música y cine que nos ayudan a reflexionar sobre estas profundas enseñanzas de Jesús.
La parábola del sembrador nos presenta diferentes terrenos, que simbolizan los corazones en los que cae la palabra, no siempre dando el resultado que desearíamos. La música y el cine nos ayudan a reflexionar sobre ello.
Él conoce cada uno de mis pasos, sabe donde encontrarme, Él no permite que me pierda.
¡Vivir sin comer! Una nueva calidad de vida se le presentó ante sí.
Las parábolas de Jesús son enigmáticas. La falta de comprensión no es nada inusual cuando uno se encuentra con estas “historias cortas”.
El nombre de Jesús y el poder de su sangre son suficientemente poderosos para romper e inutilizar cualquier ataque o influencia de Satanás.
Lo precioso no se entrega al apático e indiferente; lo valioso no puede adquirirlo el indolente y flojo. El que no está dispuesto a entregarse a fondo a fin de obtener lo más excelente, no es digno de alcanzarlo.
Es completamente inadecuado decir que Jesús hacía exorcismos, pues no encontramos en su práctica de liberación ni conjuros, ni objetos, ni gestos ni ritos. Solo el poder de su persona.
La lucha del hombre contra las “huestes espirituales de maldad” no acaba nunca mientras estemos en este mundo.
El diablo siempre está procurando sembrar discordias entre Dios y el hombre, y entre los hombres entre sí.
Desde la caída del ángel Satanás, lo demoníaco constituye por antonomasia la amenaza que acecha al hombre.
A modo de epílogo, añado a los capítulos precedentes esta breve demonología bíblica, en varios capítulos también, porque creo necesaria algunas explicaciones que puedan responder a las objeciones actuales acerca de la existencia de los demonios.
Jesús tiene para cada uno de nosotros tareas concretas y lugares bien definidos para nuestros ministerios.
La evidencia de una conversión es el cambio de vida que experimenta la persona. Donde no hay este cambio de vida conforme a los principios del evangelio, no ha habido conversión.
El señorío de Cristo sobre nuestra vida interfiere con nuestros intereses, ya sean económicos, sociales o de cualquier otra índole.
¿Por qué soy cristiano? Porque Dios ha obrado en la Historia y porque Él me ha convencido de la verdad del Evangelio por el testimonio de su Espíritu en mí.
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