El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
La Biblia es, indudablemente, un libro religioso. Pero también puede ser considerado como una obra literaria. Como en literatura, la Biblia contiene multitud de géneros.
Conforme avanzamos en el tiempo, especialmente en nuestro siglo mecanizado y tecnificado, angustiado por la falta de oportunidades laborales, surgen nuevas causas de stress.
Criados como musulmanes sunníes por el líder de una mezquita, vivieron el Islam con intensidad antes de su conversión a la fe de Jesucristo.
Todos sufrimos, pero las palabras de los amigos alivian. Sin embargo, no hay cosa más dificultosa que hallar palabras proporcionadas a un gran dolor. Los amigos de Job, más que consoladores se muestran en ocasiones acusadores.
Es capital preguntarse si la fe en un Dios vivo debe incluirse entre las costumbres llamadas a desaparecer, como parecen anunciar algunos teólogos que repiten, decenios después de Nietzsche, que Dios ha muerto. O bien si nuestra fe aguantará con firmeza los embates de la incredulidad en este siglo XXI.
Para Ismael, su hijo, el libro es "una pequeña parte de su historia como fotógrafo, periodista, escritor y ciudadano. Una muestra que cuenta la historia que este fotógrafo tenía en la cabeza".
Los libros de memoria, como este de Diego Teruel, constituyen un legado maravilloso, el don de resucitar el pasado, el único paraíso de donde no podemos ser desterrados porque es nuestro, permanece vivo en las fibras del corazón, entre los laberintos de la mente.
“Las grandes verdades de siempre (verdades de la fe), pueden ser arrinconadas e ignoradas hasta transformarse en reliquias del pasado sin relevancia social en el presente”.
¿Puede el amor de una mujer profundamente creyente ser tenido en cuenta por Dios para conceder la salvación del alma a quien se jactaba de haber matado a 32 hombres y haber seducido a un elevado número de mujeres? La respuesta nos la da el apóstol Pablo en la carta que escribe a los cristianos de Roma: “¿Quién entendió la mente de Dios?”
La primera parte del Don Juan Tenorio, de Zorrilla, ha tratado de aventuras y amores. En la segunda parte, la obra adquiere un vigor eminentemente religioso, teológico.
Lo extraordinario de esta obra es que su autor escribe en sólo veintiún días el fantástico drama que consta de siete actos divididos en dos partes
En Tirso Dios pierde su carácter de Padre misericordioso y aparece como juez severo, implacable. Es el Dios del “ojo por ojo, diente por diente”.
Si exceptuamos a Don Quijote, es difícil encontrar en la historia de la literatura universal un protagonista y un asunto que hayan dado ocasión a una tradición más difundida como la de Don Juan Tenorio.
Mientras haya espíritus que se debaten entre la esperanza y la desesperación, el libro de Job tendrá un mensaje único, insustituible.
En el libro, Timothy Archer entra con mirada escrutadora en la interioridad de la Iglesia para afirmar, que en estos inicios del siglo XXI, los cristianos debemos reflexionar y preguntar hacia dónde vamos.
Cuando menos lo pensaba enfermó de muerte Don Quijote.
El amor es una deidad a la vez alagüeña y terrible. Don Quijote acomoda la sentencia del niño a sus propios suspiros amorosos y dice a Sancho: “¿No ves tú que aplicando aquella palabra a mi intención quiere significar que no tengo de ver más a mi Dulcinea?”
Las cosas que ocurrieron a Don Quijote en Barcelona merecen ser leídas y contadas.
Una reseña de la edición de 2016 de la Revista Sembradoras.
Lorca no está seguro si la muerte nos hunde en la sombra del abismo o hay valles de luz al otro lado de la tumba.
Continuamos analizando la vida y la obra de García Lorca al cumplirse 80 años de su muerte, asesinado en Granada.
El tiempo es uno de los grandes temas en la obra de Federico García Lorca.
Aún cuando no hay ardor de discípulo en su acercamiento a Jesús, sabe que no basta con cerrar los ojos para suprimir el sol
Lorca no fue un escritor católico. Pero tampoco fue un escritor ateo
García Lorca denuncia las deformaciones que el arte religioso ha hecho con la persona de Cristo.
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