El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Vivimos y predicamos como si las personas tuvieran que decidir voluntariamente a Cristo pero descansamos en que la decisión de nuestra salvación fue iniciativa divina.
El libre albedrío, según el modelo tradicional del papado, se trata de la voluntad del pecador que, aunque dañada, no ha quedado impedida para su manejo de la ley natural. La gracia es una ayuda.
Dios nos regala la libertad para tomar decisiones, e interviene cuando debe hacerlo, sin que nada le tome por sorpresa.
Muchos creen que en la salvación el ‘poder’ pertenece a Dios y el ‘querer’ al hombre. Spurgeon reitera la enseñanza bíblica: ningún pecador quiere ni puede salvarse por decisión propia.
Algunas prédicas corrientes ponen el peso de la salvación en la decisión humana con frases como ‘Acepta a Cristo’; ‘Decídete y cree’, ‘Haz la oración de fe’, etc. ¿Qué enseña la Biblia?
Como Manaén, como Herodes, todos hemos de decidir nuestro destino eterno. Nada hay escrito.
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