El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
La flor que el Señor ha cortado aún permanece, toda apariencia, orgullosa sobre su verde tallo
No me dan nombre mis obras; aunque entre los surcos queda el fruto y cosecha de mis horas, de mi labranza y mis poemas.
Y tus manos poco a poco van tensando las promesas, el futuro y los versos...
Fui inmoral por tocarme la prostituta, traidor mi abrazo al recaudador Zaqueo. Irreverente defender a la mujer adúltera, y fanático con los mercaderes del templo.
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