El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Tenemos nuestra parte de responsabilidad para que la iglesia sea realmente “casa de oración”, para eliminar de ella el concepto terrible de “cueva de ladrones”.
Es triste tener que reconocer que en ciertos ámbitos evangélicos se detecta un grave déficit solidario hacia los numerosos problemas de injusticia social que existen en nuestro mundo global.
Terrible escándalo: las dos terceras partes de la humanidad reducida a pobreza y más de mil millones de hambrientos en nuestro mundo injusto y desigual.
“Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure (…) el bienestar, (…) la vivienda, (…) y los servicios sociales necesarios.” ¿Se cumple en algún país del mundo este derecho humano?
La teología de la prosperidad se nos revela como una idolatría religiosa que rebaja a Dios y a Jesucristo para ensalzar al hombre y lo diabólico.
La pobreza sigue siendo un mal contra el que hay que enfrentarse y procurar erradicar.
“Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; (…) y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.” Jesús.
Los cristianos, a veces, no nos damos cuenta de las exigencias de la fe, de una fe que tiene, necesariamente, que actuar a través del amor.
El hombre sin hogar, de 36 años, fue atacado anoche por el grupo en plena calle.
Recuerdo el grito anunciando los coquis con nostalgia y lo comparo con exclamaciones actuales que se hacen en algunas iglesias al final del culto.
La cultura en la que uno nace y crece no es algo irrelevante o accidental de lo que se puede fácilmente prescindir, sino que configura la identidad personal, la singularidad de cada uno.
Un estudio realizado en quince ciudades europeas revela que la condición socioeconómica es clave en el desarrollo de las enfermedades con mayor riesgo de mortalidad.
Según la ONU estamos “asistiendo a un cambio de paradigma” en el que la migración forzosa completa cifras “nunca vistas” en la historia reciente.
Cómodo resulta tildar de ‘comunista’ o ‘radical’ a todo aquel que intenta clamar por los más desamparados. ¿Habría que condenar a los profetas?
Desde el inicio del periodo de crisis económica en España, el número de ricos ha crecido casi en la misma proporción que el número de pobres
Cinco entidades civiles y religiosas se han unido “para decir a las fuerzas políticas, ¡basta!”, y desarrollar planes de atención a personas en riesgo de no poder cubrir sus necesidades básicas.
Los ingresos medios del hogar también bajaron (2,3%), llegando a los 26.154 euros anuales.
Si bajas las escaleras y te acercas a los pobres, podrás comprobar que apelar a tu propia dignidad frente a la indignidad y el despojo de tantos empobrecidos, es una mentira.
En Semana Santa deberíamos celebrar el dolor de dos pasiones, de dos dolores: la de Dios y la del hombre.
Hoy hago un texto nuevo dirigido a los pobres cuyas estaciones de su personal Vía Crucis o Vía Maldita es el gran escándalo humano que nos avergüenza a toda la humanidad hoy.
La revista Forbes incluye a Edir Macedo, líder y fundador de la Iglesia Universal del Reino de Dios, entre las 50 mayores fortunas del país.
¡¡Ay, ay, ay de todos nosotros si seguimos una simple religiosidad de cumplimiento, pero falta de misericordia.
Hagamos el papel de mediadores para que los países implicados trabajen en el cumplimiento de los compromisos que adquirieron en el año 2000.
En ocasiones, también en nuestra propia vida cristiana, la obediencia produce tristeza.
“Si una sociedad libre no puede ayudar a sus muchos pobres, tampoco podrá salvar a sus pocos ricos.” John Fitzgerald Kennedy. “A los pobres los cuida la iglesia; a los ricos los cuida el gobierno”. Facundo Cabral.
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