El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. (Isaías 9:6)
Una paráfrasis poética de Lucas 24:36.
La paz y la santidad la tenemos en él. No la busques por otro sitio. Y cuando la tienes en él, la tienes.
El concepto de projimidad neotestamentario puede ser una de las bases más sólidas para trabajar por la paz.
Fue la explosión de una bomba de amor en lo alto de una cruz de madera.
Un granjero que conocí acababa de dejar la Iglesia Luterana y se había unido a una comunidad neopagana. “A diferencia del cristianismo, aquí la gente vive en armonía con la naturaleza”, me dijo. “Aquí, el hombre sigue siendo hombre y la mujer, mujer”.
La propuesta de establecer una Alianza Evangélica regional en Kaliningrado fue bien recibida y se ha empezado a trabajar en la formalización de las estructuras.
He visitado la región varias veces y siempre me ha sorprendido la vitalidad de los pequeños pero crecientes círculos evangélicos que existen entre los caucásicos.
Desde hace algún tiempo, la derecha política alemana utiliza el término “remigración” para buscar una limpieza étnica en el país. Estas opiniones no pueden justificarse desde una perspectiva evangélica.
A Paz le sorprende el atrevimiento de Job para dialogar con Dios y se ve a sí mismo en busca del Eterno.
Todo el cosmos se desplaza en busca de buenas noticias. Si este no es nuestro momento de buenas noticias, ¿qué pensamos de cómo será ese momento?
Qué urgentes son los problemas de nuestro mundo y qué anticuadas las soluciones propuestas en el Foro Económico Mundial de Davos. La pérdida de confianza y la pérdida de fe posiblemente vayan de la mano.
El Príncipe de Paz bajó a nacer al seno de una virgen cuando el Espíritu Santo la cubrió con su sombra, nació como un hombre, pero era Dios, su único Hijo y sin pecado.
¿Sabremos en este año ir creando caminos de paz, cultura de paz?
La maratón de desprestigio continúa allí donde las personas como yo buscan una posición equilibrada. ¿Cómo detener esta avalancha que perjudica sobre todo a los ucranianos?
La venganza engendra venganza, pero los cristianos deberían poder demostrar que es posible otro camino. Un artículo de Daoud Kuttab, periodista cristiano palestino.
El organismo evangélico ha publicado un documento que aborda el nuevo plan de Naciones Unidas para impulsar la paz.
El 9 de mayo es el Día de Europa, cuando se conmemora que Francia y Alemania detuvieron el apoyo a su industria armamentística como un primer paso para imposibilitar que surgiera otra guerra.
Nosotros, cristianos evangélicos, lloramos con todos los que han sufrido y llamamos a los cristianos de todo el mundo a recordarles especialmente en sus oraciones.
Los cristianos somos llamados a actuar como reconciliadores en un mundo no reconciliado, en medio de las posiciones espinosas de los enemigos.
Más allá de las ideologías y los credos, están las personas. Y cuando se produce una química tan extraña como la que hubo entre Paisley y McGuinness, surge el entendimiento e incluso la complicidad.
En la guerra de Ucrania, especialmente, con todos sus subtemas religiosos, las iglesias deberían hablar entre ellas y abordar las raíces religiosas de esta guerra.
¿Qué papel pueden desempeñar hoy en Europa las comunidades religiosas en la recuperación de los cimientos de sociedades sostenibles, justas y florecientes?
La iglesia se opondrá siempre a la agresión y abogará por el diálogo y una solución pacífica siempre que sea posible.
Diferentes cristianos en el país se muestran escépticos ante el conjunto de declaraciones en clave humanista que Francisco ha realizado durante su visita oficial. El conflicto es profundo, recuerdan.
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.