El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Cuando vivimos cara a cara con Dios nos encontramos a nosotros mismos, porque fue Él quién nos diseñó de una manera determinada.
El dolor inmerecido de Jesús fue el que transformó la historia. Su muerte nos dio vida a nosotros.
La bendición de Dios es que su rostro resplandezca sobre nosotros. Cuando Dios mira a sus hijos, sonríe, y su luz llena cada rincón de nuestra alma.
Todos olvidan que amar es darse y comprometerse fielmente con quien amas.
A veces pensamos que si ignoramos el momento del final podemos disfrutar más, sin preocuparnos por lo que pueda suceder, pero realmente lo que ocurre es todo lo contrario.
¡Cuánto bien nos hace volver atrás de vez en cuando y comprobar cuántas veces el Señor nos ha cuidado!
Dios nos va a ayudar en cualquier situación. Él tiene poder para transformar aún lo que parece más difícil.
Si el perdón no es nuestro compañero habitual en la vida, mal andamos.
Vivimos en un mundo ficticio en el que el héroe o la heroína son capaces de establecer la justicia por medio de la violencia.
La verdad, además, no solo debe gobernar nuestra mente sino también nuestro corazón, porque tiene que ser no sólo conocida, pero también amada.
Muchos no quieren creer en Dios y olvidan que, cuando no le amamos, nuestra vida termina desmoronándose porque perdemos nuestra guía.
Necesitamos recordar ahora que, en todos los procesos en el que una persona ha sido herida, siempre se establece una lucha entre el honor y el odio.
Aunque pasemos por momentos de dolor sabemos que Dios no sólo está a nuestro lado, sino que nos fortalece siempre.
Hay uno que sí es el Salvador del mundo: cuando le miramos a Él comprendemos cual es nuestro destino.
Si rechazamos a Dios, podemos ser lo que queramos, pero siempre viviremos sabiendo que un día vamos a morir y ahí se acaba todo.
Dios nos enseña que debemos ser agradecidos. Es más, nos dice que nuestra vida debe “rebosar gratitud”.
No es del todo extraño que muchas personas tomen decisiones en su vida sin demasiado sentido. Lo que jamás haríamos en ninguna situación de la vida lo hacemos en lo más trascendental: la base espiritual de nuestra existencia.
Delante de Dios, toda nuestra arrogancia se desvanece en décimas de segundo.
Dios sabe lo que está sucediendo en cada momento, y su carácter, su justicia y amor son la base del Universo.
Nuestra adicción al éxito se convierte en un absoluto en nuestra vida que nos impide ver todo lo demás.
Algunos no quieren pararse porque eso les obligaría a pensar.
Aquí van cinco consejos que podrían servir tanto para voluntariado humanitario como incluso para viajes misioneros de tu iglesia.
Nosotros creemos vivir felices en la seguridad de ir construyendo todas las áreas de nuestra vida, Dios nos enseña lo que significa vivir una aventura diaria.
Algunos consideran que las circunstancias difíciles nos alejan de Dios. Otros ven en ellas el cuidado de nuestro Creador.
Este mundo es mucho mejor por las pequeñas decisiones de miles de personas que no se rinden.
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