El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
El crecimiento demográfico y cambios en postulados teológicos transformaron la conducta social de los evangélicos en América Latina.
Quisiera que tuviéramos prisa para ser generosos, ser desprendidos, dadivosos. Prisa para extender las manos, para sostener.
Javier Santolaria nos explica de qué forma han vivido los acontecimientos de la última semana. Desde la iglesia se están preparando para atender las necesidades básicas de quienes todavía siguen en las calles.
Miles de personas han entrado en Ceuta en las últimas 48 horas. Conversamos con un evangélico que explica cómo están viviendo estas horas de incertidumbre.
Necesitamos una renovación rebelde que transforme la vida de tantos y tantos cristianos cómodos que, finalmente, están cayendo en la decepción y en lo tedioso.
Si entendemos con Stott que “la fe evangélica no es nada más que la fe cristiana histórica”, el movimiento evangélico es un lugar de encuentro y no de separación.
La renuncia del sacerdote Manuel Aguas a la Iglesia Católica Romana, así como su integración a la Iglesia de Jesús, fueron decisiones que repercutieron con fuerza en el arraigo de núcleos protestantes/evangélicos en México.
Vemos a un Jesús expulsado, no recibido y no creído que se admira de la falta de fe de las gentes de su pueblo.
Debemos evangelizar. Y debemos enseñar a cada nueva generación de conversos a observar todo lo que Cristo ha mandado. En otras palabras, debemos discipular.
El testimonio cristiano se da siempre con mentes despiertas y no con sensibilidades cristianas cómodas, adormecidas e impregnadas de aburrimiento y de tedio.
La vida de Stott es un testimonio de cómo más allá de nuestro carácter, Dios nos puede moldear por su Espíritu, para ser útiles a Su servicio, como instrumentos de Su Gracia.
En la introducción al volumen, René escribió: “En pocas palabras, el llamado a la misión integral es esencialmente el llamado a prolongar el ministerio de Jesucristo a lo largo de la historia y hasta el fin del mundo”.
Los creyentes no estamos llamados a imponer un modelo familiar en concreto, sino a mostrar la vida de Jesús en nuestras propias familias.
No hay lugar más seguro en cualquier tormenta que subido a su barca.
Las consecuencias económicas y humanitarias de esta infección contagiosa son realmente de un alcance fatal.
Si Stott fue uno de los principales representantes del cristianismo evangélico del siglo pasado, no era por una agenda social o política, sino por su pasión por el Evangelio.
Carlos René Padilla ejerció su ministerio al servicio del Evangelio, comprometido con las comunidades de creyentes. y escribió sobre su itinerario.
El seguimiento de Jesús supone enfrentar peligros y amenazas desconcertantes pero, a la vez, se nos invita a desterrar el miedo paralizante.
Un poema de Esteban Martínez Serra, extraído de la obra A los frutos tardíos, publicada por la Editorial Devenir. (Selecciona Isabel Pavón)
Cada generación tiene que repensar la misión. Atreverse, como escribió Juan A. Mackay y gustaba citar René Padilla, a dejar el balcón para ser discípulos y discípulas del camino.
Jesús fue libre ejerciendo su libertad en compromiso con el hombre y con el mundo de una manera amorosa, ética y muy humana.
Nunca le gustaba exhibir su espiritualidad, pero tampoco hacer publicidad de sus actos de caridad. Por eso, hasta que su biógrafo no leyó su diario, nadie conocía la historia de cómo el pastor desapareció unos días para hacerse vagabundo.
El peligro para la comunidad cristiana ha aumentado tras el golpe de estado en febrero, denuncia la entidad Puertas Abiertas.
Los evangélicos dicen que el nuevo plan del gobierno “no ha dado lugar a un gran debate entre los líderes de la iglesia”, ya que la libertad religiosa está bien protegida en el país.
En el seguimiento aparece implicado un modo alternativo de entender la existencia que descentra y desinstala la vida situándola en estado de misión.
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