El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Caminar con alguien supone andar en la misma senda y la senda en la que Noé caminó fue la senda de Dios.
Todos llevamos máscaras, bien para ocultarse o para mostrarse, fabricarse una identidad o combatir las pesadillas que te atormentan dentro del espejo de ti mismo.
Lo que hace del mundo de Gotham algo tan parecido al nuestro, es la realidad oscura de sombra y corrupción, que hace que nadie esté libre de pecado.
Nos hacemos más cercanos a las bestias conforme pasa el tiempo, más inmediatistas, más ajenos a todo lo que no sean nuestros propios impulsos.
En las versiones protestantes de la Biblia no se mencionan los elefantes. Sólo se habla del marfil de Tarsis, producto de gran valor procedente de los colmillos.
El título de este libro de Stuart Park trata sobre unos cuantos animales de la Biblia, vistos desde el -podemos decir- “lado femenino de Dios”, como Padre y Madre.
Los cristianos no son personas mejores que los demás, ni más morales, o religiosas. Son seres rescatados por Dios, que nos arrebata del poder de la oscuridad.
La Escritura tiende a clasificar los distintos animales de manera diferente a como lo hace la zoología clásica.
La expresión de Keats que ha escogido Faithfull para hablar de la “capacidad negativa” recuerda al lenguaje del apóstol Pablo en Romanos 7, cuando reconoce que “no hace el bien que quiere, sino el mal que no quiere”.
Una de las grandes ironías de la vida, es que cuando el ser humano intenta ser algo más que un hombre, se vuelve menos humano.
En la Biblia no se habla en absoluto del mítico dragón alado imaginado por tantos pueblos, con una cresta en la cabeza, enormes garras y capaz de echar fuego por la boca.
César Vidal analiza el movimiento animalista, sus raíces, filosofía, y coincidencias con la agenda global de la ideología de género.
Son unas de las aves más inteligentes que existen y hasta son capaces de usar herramientas rudimentarias para lograr su alimento o jugar con la nieve.
En el Antiguo Testamento el corzo se incluye entre los animales comestibles (Dt. 14:5; 1 R. 4:23) y, además, se consideraba elegante, delicado, inocente y veloz.
En algunos lugares se les consideraba sagrados ya que se creía que eran reencarnaciones de las personas que morían en el mar.
Tres veces menciona la Biblia los corales (Job 28:18; Lm. 4:7 y Ez. 27:16) y en las tres se resalta el valor de piedra preciosa que ya se les concedía en la antigüedad.
Los seguidores de Jesús descubrieron que aquellas antiguas leyes de pureza y dietética habían quedado obsoletas después de la muerte y resurrección del Maestro.
El pueblo que caminaba por el desierto era mantenido en todo momento por el Eterno y disponía de lo necesario para vivir. Sin embargo, a nada de esto le daban valor.
Se sabe que este enorme reptil habitó las tierras bíblicas porque se han encontrado restos óseos en cavidades del monte Carmelo.
Estas aves han sido desde siempre un símbolo de belleza y fidelidad debido, sobre todo, a la blancura de su plumaje y a su monogamia.
Los animales siguen siendo aquello que están llamados a ser, pero el pueblo de Israel ha roto su relación con Dios.
Muchos creen que la naturaleza se ha creado a sí misma. Sin embargo, desde los días de Job hasta el presente, millones de personas pensamos que eso es imposible.
Necesitamos pasar tiempo examinándonos a nosotros mismos. Reflexionar sobre lo que estamos haciendo y lo que está sucediendo en nuestra vida.
Por trágica que sea esta situación mortal, hay una luz al final del túnel.
Son capaces de ver su camino en el cielo y seguirlo fielmente. No sólo nos dan ejemplo a las personas sino que evidencian la sabiduría de un Dios omnipotente.
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.