Los mayores hombres de Dios que he conocido son también los más humildes. Lo que destaca de Escobar es su gracia y generosidad.

Muchos creemos que la Reforma fue la obra de un gran Dios, no la historia de un gran hombre.

Lo más grande de Boyhood es, paradójicamente, su pequeñez: doce años en la vida de una persona, con sus penas y alegrías, siempre llena de interrogantes.

 El cine hace, con la verdad, lo mismo que la memoria. La limpia y abrillanta, para que sea más soportable.

Por razones históricas, el paganismo se asocia siempre con la superstición. Se ve como un fenómeno rural, propio de sociedades primitivas, que desconocen la existencia del único Dios.

Decía C.S. Lewis: “Mírate a ti mismo, y encontrarás en la larga carrera, odio, soledad, desesperanza, ira, ruina y decadencia; pero mira a Cristo, y encontrarás que, con Él, ninguna otra cosa importa”.

Un último repaso a las películas que retratan la primera guerra mundial.

En esta serie abrimos los ojos a una realidad que fácilmente olvidamos. “¿De dónde vienen las guerras?”, se pregunta Santiago (4:1). Su respuesta nos deja sin palabras: “¿No vienen de vuestras pasiones?”. Las de aquella gente, supongo que no fueron muy diferentes a las mías.

Sendak, convertido hoy en un autor de culto, trazó un retrato de la infancia nada típico, como un territorio salvaje, y del niño como un monstruo nada inocente.

Todo transmite autenticidad en esta preciosa película, pero también tiene algo ensoñador. Con ella, nos enfrentamos a la herencia de los pecados de nuestros padres, pero desde las esperanzas de los hijos.

Su aversión a la iglesia no es casual. Desprecia la religión formal, con sus dogmas y ceremonias, no por hostilidad intelectual contra Dios o Jesucristo, sino por su desengaño con un cristianismo hipócrita, que ignoraba la compasión de Cristo por el pobre.

Para “la movida madrileña”, la música de los Ramones era todo un punto de referencia. Sus cortas canciones de ritmo neurótico, basadas en un par de acordes y estribillos machacones, sirvieron de inspiración a muchos grupos españoles.

En la afamada obra teatral de Beckett “Winnie somos todos –decía Amelia Ochendiano–. Cuando la observamos aferrarse a las cosas pequeñas, a sus recuerdos y su verborrea para no derrumbarse, nos observamos a nosotros mismos”.

El protagonista nos muestra que el miedo a la muerte nace de la conciencia de finitud que nos sobrecoge, cuando descubrimos el carácter incompleto de nuestra vida.

Stan Lee y Jack Kirby crean en los 60 para Marvel unos héroes muy humanos, llenos de miedos e inseguridades, cuya fuerza reside en su debilidad.

Los libros de Ian Michael muestran la tragedia de un país que no ha sido cambiado por el Evangelio.

En 1967 las calles se llenaron de “hijos de las flores” haciendo el signo de la paz en medio de una nube de humo. ¿En qué quedó todo ese movimiento?

La película de Hitchcock, considerada hoy un clásico, trata sobre el abismo y la culpa.

En la vida hay cosas que uno cree conocer, pero hasta que no las experimenta, no entiende realmente nada. Así ocurre con el amor.

La industria de la nostalgia parece que está en pleno despegue en nuestro país, como demuestra la reciente publicación de varios libros que recogen anécdotas y recuerdos de los infantes de los 60 y 70 y 80.

Sus escritos muestran esa continua inquietud por saber quién es Dios y Jesús, en qué consiste el amor, y qué hace que esta vida merezca realmente la pena.

Una película sumergida bajouna capa de frío que nos hace sentir la precariedad de un tiempo parecido al nuestro, lleno de incertidumbres y perplejidades.

La conversión de Bettie Page, mito erótico en los años 50, nos habla de la realidad del nuevo nacimiento.

Este huraño artista combina su genial misticismo y las referencias espirituales con un carácter hosco e irascible que le hacen un personaje difícil de descifrar.