El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
La muerte era para Hemingway la liberación de la representación del papel que la vida parecía haberle asignado.
Siempre la muerte en la obra de Unamuno. Para él, en la vida no caben paños calientes. Dios, la fe, la razón, el más allá, la muerte.
El tema de La Esfinge es el conflicto interior, espiritual, del protagonista, Ángel.
Este icono de la postguerra está sufriendo ahora una fuerte revisión crítica, por la que parece que se equivocó en casi todo.
La raíz carece de hojas pero absorbe las materias necesarias para el crecimiento y desarrollo, lo que ocurre con nosotros cuando estamos bien arraigados con nuestros principios en Cristo.
Lo que la Reforma hizo, en el fondo, fue abrir paulatinamente la puerta al estudio menos metafísico y hacer sentir que la investigación material de la realidad podía prescindir de la rígida doctrina católico-romana sobre Dios
Puigvert debe haber investigado mucho y asimilado procesos históricos y teológicos que le sirvieron para desentrañar los entresijos doctrinales de los cátaros.
Este es un libro eminentemente autobiográfico. Condensa una honda experiencia interior.
Kathleen M. McIntyre estudia el desarrollo del cristianismo evangélico en las comunidades indígenas oaxaqueñas.
El amor no conoce leyes. La herida del amor que por momentos sentía Ricardo la cura la misma que la hace: Liduvina.
Estamos viviendo tiempos de un sincretismo religioso en el que todo vale y en los que no está bien visto señalar los errores que los cristianos vemos en otras religiones.
Lo que está diciendo Unamuno en esta novela es que aún cuando no podamos escapar de la agonía, del sentimiento trágico, ello no nos tiene que impedir vivir y gozar.
Otras obras de referencia consideran esta novela una obra menor en la narrativa de Unamuno. Pero biógrafos, críticos literarios y filósofos no piensan igual.
El proceso de herejía en contra de Lutero corroboraría a cada paso su intención de lograr una serie de transformaciones teológicas y eclesiales que nunca soñó.
Unamuno desarrolla una idea clave en toda su literatura: la frontera entre el sacrilegio de fingir en religión lo que no se cree y la bondad que supone mantener la fe.
La creación no pretende ser un fin en sí misma, sino la forma de orientarnos hacia el Creador, quien nos da vida y amor.
El catalán no dejó de desarrollar nunca esa primera vocación al lado de sus esfuerzos pastorales y eclesiales.
La predicación o comunicación del mensaje cristiano, en última instancia, no está destinada a informar o educar a quienes nos oyen, sino que primordialmente salven sus almas para el tiempo y la eternidad.
Detrás del escenario humano, se percibe claramente la presencia de Dios. Yahweh estaba con José, guiando todas las etapas y circunstancias de su vida, como el Padre lo estuvo también con Jesús.
Contextualizar no debe ser sinónimo de acomodar el Evangelio al gusto de las personas y culturas.
La filosofía analítica de la religión no solo está bien viva, sino que también goza de buena salud y de fortaleza.
La ansiedad con que Job esperaba la respuesta de su Dios se asemeja mucho a la que hoy se presenta en la búsqueda de razones o explicaciones sobre lo que está aconteciendo.
Debemos tomar con responsabilidad las críticas a la adulteración del cristianismo que desde distintos lugares se nos hacen.
Esta novela de Unamuno “refleja perfectamente el eterno conflicto entre religión y sexo”.
La época de Juan Ginés de Sepúlveda está llena de conflictos y también se van percibiendo aires de reforma.
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