El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Cuando las riquezas de alguien son causa del empobrecimiento de muchos, no son lícitas, son pecaminosas.
Un negocio de helados con sede en Derby ofrece un lugar de trabajo diseñado en torno a las necesidades de las personas que han vivido una experiencia de esclavitud.
Vivir la espiritualidad cristiana debe implicar el comprometernos tanto con Dios como con el prójimo.
Lo que garantiza la profundidad y el supremo valor de lo humano es lo divino, la propia divinidad que también asume Jesús en su encarnación. Se hizo hombre sin dejar de ser Dios.
Shibboleth describe los marcadores culturales que separan el “Nosotros” de “Ellos”. ¿Cómo navegan las personas con mentalidad misionera por este paisaje de shibboleths?
La muerte de Jesús en la cruz, representa y aglutina lo que fue su compromiso con el hombre que sufre. Jesús fue humano, muy humano.
Artistas contemporáneos han encontrado inspiración en este profeta, cuyo mensaje tiene grandes ecos en la actualidad, al denunciar las injusticias que impregnan a la sociedad.
El bajar a la arena de la realidad donde se mueven los que están en el no ser de la pobreza y marginación no está entre las prioridades de los buenos samaritanos de hoy en día.
¿Tenemos los cristianos elementos suficientes para trabajar sobre una pastoral del mercado?
El cristiano no puede tener una ética intramuros de las iglesias y otra cuando se encuentra inmerso en las realidades temporales, sean políticas, sociales o económicas.
En alguna manera, no interesamos al mundo porque nuestra forma de vivir la vida cristiana nos hace aparentar una retirada del compromiso con el hombre.
Para ese extraño y maldito dios de las riquezas, no existe ni valora el ser. Está embotado en el mundo del tener.
Nuestro Dios se muestra como valedor de los pobres, de los oprimidos, de los abusados e injustamente tratados.
No sería muy arriesgado decir que El Quijote puede estar en línea con las figuras del profetismo del Antiguo Testamente: defensa de los débiles, búsqueda de la justicia, denuncia de los abusos.
Las consecuencias económicas y humanitarias de esta infección contagiosa son realmente de un alcance fatal.
Jesús fue libre ejerciendo su libertad en compromiso con el hombre y con el mundo de una manera amorosa, ética y muy humana.
Hay que analizar el mundo con ojos solidarios, las relaciones humanas con sus desequilibrios. Luego, lanzar palabras de denuncia y hacer justicia que, en la Biblia, siempre va a ir junto a la práctica de la misericordia.
La religión que no nos compromete con el prójimo sufriente es engañosa. Hay que sentarse al lado de los pobres de la tierra compartiendo la vida, el pan y la Palabra.
El “no hombre, el que está en el “no ser” de la marginación, no puede gritar, no puede hablar, su voz no es oída ni escuchada por nadie.
Lo peligroso para el poder dominante son aquellas informaciones reales que son capaces de cambiar la opinión de las personas.
Han pasado ya veinte siglos desde que nació el Maestro y aún no hay lugar en los mesones de la vida.
Los cristianos, arropados por los valores del Reino, deberíamos estar en la vanguardia aproximando el reino de Dios allí donde hay víctimas de los corruptos, de las estructuras económicas y políticas injustas.
Se nos reclama, bíblicamente, el uso de la palabra, hablada o escrita. Una palabra que explote en forma de denuncia, de grito por solidaridad humana.
La justicia y la misericordia hacen preguntas diferentes. Un artículo de Paul Campbell.
Hemos convertido ciertas prácticas de la fe en méritos personales para ganarnos el favor de Dios.
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