El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Un granjero que conocí acababa de dejar la Iglesia Luterana y se había unido a una comunidad neopagana. “A diferencia del cristianismo, aquí la gente vive en armonía con la naturaleza”, me dijo. “Aquí, el hombre sigue siendo hombre y la mujer, mujer”.
Siempre libra Dios a su pueblo. En medio de esa inmundicia tiene Dios a sus redimidos, su Iglesia santa.
Los cristianos no deben retirarse voluntariamente de estas esferas que Dios les ha confiado, y no deben avergonzarse de trabajar por la fundación de escuelas cristianas y en apoyar a maestros y profesores cristianos que trabajan en colegios públicos.
Legisladores cristianos de diez países, con observadores de África y Europa, tendrán diferentes eventos en el Senado, el Museo de la Biblia, y una cena de gala junto a la Casa Blanca.
El país afronta unas nuevas elecciones con un clima de polarización creciente. “La disputa por el voto evangélico ha pasado a contar mucho”, dicen los analistas, que también enfatizan el papel de las redes sociales en la política brasileña.
“No es tanto una división sobre ideologías políticas sino un referéndum sobre el liderazgo de Netanyahu”, dicen los evangélicos en el país.
Si hacen llamados políticos desde el púlpito, los pastores estarían violando el principio de libertad que nos dio Dios para poder elegir según nuestro criterio.
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