El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
El evento pasó a la historia porque en él se enfrentaron por primera vez activistas homosexuales británicos a cristianos en defensa de la moral.
Mi pastor Alberto Araujo (IEE, calle Calatrava, Madrid) invitó a Blessitt en 1972. En la Plaza Mayor de Madrid la policía franquista reprimió con violencia a los evangélicos allí reunidos, entre ellos yo con mis padres.
En el entorno donde se celebran las grandes concentraciones hippies se abre al final del verano del 67 una misión evangélica que se conoce en la prensa como The Living Room (Sala de estar).
Su identificación con el sufrimiento de Cristo no le dio un sentido de perdón y nueva vida.
El siglo veinte comenzó con optimismo. La suposición que prevalecía era que somos fundamentalmente buenos y el avance de la civilización haría que el amor fuera una realidad universal. ¿A dónde han ido las flores? La utopía ha fracasado.
Casi medio millón de jóvenes se reunieron en torno a la música del 15 al 18 de agosto de 1969. El festival fue algo más que un acontecimiento musical.
Tenemos que aceptar el diagnóstico de Dios, para poder aceptar su remedio. Y si en Cristo está la salvación, el problema es el pecado.
Los hippies exploraban el efecto de las drogas en nuevas formas de amor y convivencia. Pero con el tiempo el sueño se convirtió, para muchos, en una pesadilla.
A mediados de los 60 los “hijos de las flores” exploraban el efecto de las drogas en nuevas formas de amor y convivencia. Pero para los que buscaban un modo de vida alternativo, el sueño se convirtió en una pesadilla.
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