El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Los murciélagos se mencionan en el Antiguo Testamento, en relación con la ley levítica que los declaraba impuros y prohibía taxativamente su consumo.
La Biblia indica que ciertos mulos se conocían ya desde antes del tiempo del rey David, bajo cuyo reinado se hicieron muy abundantes.
La mostaza es una de las semillas más minúsculas que el ojo humano puede ver. Pero cuando germina se transforma en un arbusto que puede alcanzar los 4 metros de altura.
Aparece en el Antiguo Testamento en una de las plagas de Egipto y en el Nuevo, Jesús lo usa como ejemplo de algo pequeño e insignificante.
El término “mosca” aparece una decena de veces en la Biblia (Ex. 8:21-31; Sal. 78:45; 105:31; Ec. 10:1; Is. 7:18).
“Moreras” o “morales” aparecen en 2ª Samuel 5:23-24 y 1ª Crónicas 14:14-15.
Ningún versículo de la Biblia permite suponer que alguna especie de mono hubiera sido alguna vez autóctono de Israel.
La Biblia se refiere al moho en dos ocasiones: el engaño de los gabaonitas a Josué y la crítica De Santiago a los ricos avaros por tratar injustamente a los obreros.
El mochuelo aparece en la Biblia dentro de una lista exclusiva de aves impuras o no comestibles.
Algunos padres de la Iglesia, como Ireneo y Orígenes, vieron en la mirra una referencia a la muerte de Jesús.
En la Biblia, sólo se menciona el mimbre en relación a la fuerza de Sansón puesta a prueba por Dalila (Jueces 16:6-9).
Suelen observarse centenares de milanos sobrevolando los basureros de Israel y el territorio palestino.
Son cereales que soportan bien los cambios climáticos bruscos, crecen pronto y resisten bien las plagas.
Como la miel es susceptible de fermentar, por ser un producto orgánico, no podía quemarse para ofrendarla a Dios.
La Ley no mencionaba expresamente que hubiera que diezmar también la menta, sin embargo los fariseos insistieron en que todos los alimentos debían estar sujetos al diezmo.
La Biblia hebrea no especifica de qué fruto se trataba, sino que usa el término genérico, peri, que puede referirse a cualquier fruta.
En la antigüedad creían erróneamente que los frutos de la mandrágora curaban la esterilidad.
Malva solamente aparece una vez en la Biblia, en el libro de Job, para referirse a un vegetal comestible propio de regiones desérticas.
La “madera olorosa”, citada en el libro de Apocalipsis (8:12), parece referirse a la madera de una especie de ciprés.
La Escritura lo menciona una docena de veces para compararlo con ciertas personas que se comportan con crueldad.
El término lino (en hebreo, pistah, פִּשְׁתָּה) aparece más de 80 veces en la Biblia ya que en Israel y Egipto se cultivaba desde la más remota antigüedad.
Este fruto del limonero era usado con regularidad en el servicio de la sinagoga.
Las liebres solamente se mencionan dos veces en la Biblia, probablemente porque los hebreos no podían consumirlas, según las prescripciones de Levítico.
Su interpretación ha sido objeto de debate entre los traductores desde la antigüedad ya que se trataba de un monstruo legendario propio de las mitologías semíticas.
Durante la Pascua judía, los israelitas no empleaban levadura para hacer sus panes porque esto les recordaba su apresurada salida de Egipto.
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