El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Al observar las alas de la mosca de la fruta, se descubre pronto el dibujo de una hormiga en cada una de ellas.
Una nueva investigación llevada a cabo recientemente acaba de determinar que se trata de un Homo sapiens del Pleistoceno tardío y no de un H. erectus o un neandertal como generalmente se venía creyendo.
Los cefalópodos son como una pieza distinta que no encaja en el puzle del árbol de la evolución. En cambio, su elevada complejidad es evidencia un diseño perfectamente calculado.
Se cree que los nidos del tejedor común son los más elaborados que existen entre las aves.
En el folículo germinal de cada pluma existe un complejo equipo de células reguladoras que trabajan conjuntamente para producir cualquier patrón cromático.
¿Estarán en lo cierto los partidarios del Diseño inteligente cuando afirman que la actual complejidad de todos los seres vivos no se ha podido producir por medio del azar sino que procede de la inteligencia?
Recientemente se ha descubierto que son capaces de nadar contracorriente con un gasto energético mínimo y seguir el campo magnético de la Tierra en sus desplazamientos.
Lo más extraordinario de la anatomía del colibrí es su largo pico, adecuado para obtener el rico néctar de las distintas flores.
Las cosas invisibles de Dios continúan haciéndose claramente visibles, mediante la observación detallada de las cosas creadas por Él.
Desde la creencia en un Dios que hizo todas las cosas con sabiduría, se puede llegar a la conclusión de que la abundancia de minerales de nuestro planeta es única en el cosmos.
Es evidente que hay cambio y adaptación en la naturaleza, pero el puro azar es incapaz de crear tanta información sofisticada.
Según el darwinismo social, el éxito de las sociedades se debería a la supervivencia de los más fuertes. Y tal supervivencia estaría siempre moralmente justificada, independientemente de los medios que se usaran para lograrla.
La deprimente visión de la raza humana como una especie a la deriva en un universo indiferente es la que viene caracterizando a muchos pensadores y científicos hasta el día de hoy.
¿Es capaz la biología evolutiva del desarrollo de explicar satisfactoriamente la macroevolución? No, tampoco lo es y por una razón bastante simple: jamás se ha observado en la naturaleza.
En base a la distribución geográfica de las especies, la teoría de la evolución afirma que aquellos animales que viven juntos en un área determinada evolucionan de forma similar.
La teoría de la deriva continental no empezó a tomarse en serio hasta que, en el año 1912, el geofísico y meteorólogo alemán Alfred Wegener publicó su famoso artículo.
Primero se supone que la evolución de las especies se ha producido por mutaciones a un ritmo constante y después se afirma que el reloj molecular demuestra la evolución de las especies en el tiempo.
Diferentes líderes evangélicos en España han reflexionado sobre el carácter de la apologética, la renovación del culto y la relación con el evolucionismo en unas jornadas organizadas por IBSTE.
No se trata ya de un solo tronco ancestral del que surgieron todas las ramas de los seres vivos, sino que las principales categorías de organismos estaban ya presentes en el comienzo de los tiempos. Esto es precisamente lo que predice el Diseño inteligente.
No es capaz de explicar los hechos comprobados por la embriología, ni constituye tampoco un argumento sólido en favor del darwinismo.
Las ideas de Weismann dividieron a la comunidad científica en facciones hostiles. La teoría del plasma germinal o germoplasma polarizó las opiniones debilitando al darwinismo.
El mendelismo implicaba una definición estática de las especies cuyos factores hereditarios eran constantes de generación en generación.
Lo que tantos fósiles demuestran es que en el pasado existieron muchos más tipos básicos de organismos que en la actualidad.
Desde principios del otoño de 1838, Darwin dedicó el resto de su vida a demostrar que la selección natural era el motor de la teoría de la evolución de las especies.
La misión de la ciencia es reflejar lo más fielmente posible la realidad natural, sin distorsionarla o entrar en especulaciones indemostrables.
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