En este artículo queremos exponer brevemente las raíces filosóficas de las prácticas abortistas actuales.

La eufenesia es la aplicación al ser humano de cualquier fármaco para curar enfermedades de origen genético.

Es cierto que el ser humano tiene la obligación moral de trabajar para que la herencia de sus caracteres genéticos se transmita de la mejor manera posible.

Actualmente ya no se aceptan los programas eugenésicos de antaño, como si fueran el resultado de una religiosidad científica, impuesta por el dogma de la teoría de la evolución.

Durante mucho tiempo los antropólogos mantuvieron la hipótesis de que a los seres humanos se les podía clasificar básicamente en tres razas: blanca, negra y amarilla.

Curiosamente, Estados Unidos y la Alemania de Hitler coincidieron –en muy diferente medida- a la hora de aplicar la eugenesia de una manera práctica.

Desde luego las ideas de Galton tenían más de ideología religiosa que de verdadera ciencia.

El padre de la teoría de la evolución de las especies por selección natural sostenía que los hombres civilizados, al construir hospitales y centros sanitarios para curar a los enfermos, estaban haciendo un flaco servicio a la evolución biológica del ser humano.

Las preocupaciones eugenésicas son en realidad casi tan antiguas como la propia humanidad.

Aquella imagen romántica que se tenía de las ciencias naturales a finales del siglo XIX se resquebrajó hasta deshacerse casi por completo, durante la primera mitad del XX.