El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Juan Rojas Mayo, Juanito, como lo llamábamos todos, acaba de partir a las mansiones eternas este 16 de agosto de 2024. Tenía 86 años
Arturo Zúñiga Campos y este escribidor se conocieron, no podía ser de otra manera, en la sala de redacción del periódico donde trabajaban. Como queda dicho en el libro que publicaron, en estos largos años han “volado” juntos pero no revueltos.
Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.
Escribir bien, o al menos correctamente, no es cuestión de aprender técnicas de redacción. El oficio de escritor conlleva formarse lentamente en la disciplina de aprender a pensar.
Dios no deja de hacer pequeños milagros en nuestras vidas sin que muchas veces nos apercibamos de ellos.
Hay amistades que no destiñen ni se apagan con el paso de los años.
El mismo éxito lo fue llevando, inexorablemente, al punto de sentirse una persona para la que vivir ya no tenía sentido.
Confesiones de un cuasi nonagenario.
Tras mi petición a la RAE, recibí una respuesta que, lejos de molestarme, me ha hecho sonreír.
Da gracias a Dios cada día por el trabajo que tienes.
No estaba tan alejado de esta realidad Jesús cuando, en la parábola del juez injusto y la viuda persistente, terminó diciendo: “Cuando el Hijo del hombre venga, ¿hallará fe en la tierra?”
Memoralia de ALEC: Porque toda vida merece ser contada.
En marzo del 2005 me operé y aquí estoy, diecisiete años después, escribiendo una nota sobre mi recordado amigo argentino.
Tenemos en Chile al presidente más joven de la historia del país.
Dentro de poco más de dos meses llegaré a los 88. Ochenta y ocho años es tiempo suficiente para cruzar el Jordán sin apuros ni zozobras.
Thomas Martin se dedicó, apoyado directamente por sus hermanos y su esposa Francisca (Panchita), a llevar el evangelio bíblico por una amplia región aledaña a la ciudad de Monterrey.
El sentido de perdón de Dios es incomprensible para nosotros los seres humanos. Es tan elevado como son los cielos respecto de la tierra.
Una historia ficticia basada en un hecho real.
Los redactores de la Biblia pudieron tener acceso a una caña cuyos tallos más pequeños, secos y convenientemente tallados, fueron usados como plumas.
Nadie puede con el Dios que hizo los cielos y la tierra.
Podemos dejar de existir de un momento a otro para volver al polvo del cual fuimos hechos.
El joven asaltante no encontró dinero, pero sí a una mujer que, sin miedo, lo trató como habría tratado al hijo que nunca tuvo.
Los escritores evangélicos son púlpitos, plataformas de comunicación de conceptos que, en muchos casos, pueden ser liberadores.
Es un gran aliciente semanal saber que tengo la posibilidad de compartir inquietudes, reflexiones, lecturas, interrogantes y descubrimientos.
Testifiquemos. Seamos eco de vivencias jamás contadas.
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