El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Los que visitéis el precioso museo de Historia Natural de Londres, no dejéis de preguntar por la sala de los errores no os arrepentiréis.
Para que haya justificación tiene que haber primero condenación y para que haya condenación tiene que haber pecado.
La religión que no nos compromete con el prójimo sufriente es engañosa. Hay que sentarse al lado de los pobres de la tierra compartiendo la vida, el pan y la Palabra.
Este icono de la postguerra está sufriendo ahora una fuerte revisión crítica, por la que parece que se equivocó en casi todo.
Medimos nuestras fuerzas de forma imprecisa, incorrecta y profundamente arriesgada. Lo hacemos, además, de forma frecuente, sistematizada.
Si van a tratar un tema sensible y van a mencionarnos, al menos háganlo bien.
La entidad abre finalmente la vía judicial por el caso del supuesto pastor detenido por pedofilia, después de que Telecinco no haya rectificado la información tal y como le exigían.
Decir la verdad ya es un hecho poco creíble; mientras lo falso va en constante ascenso. El que difama maneja la mente colectiva con total impunidad.
La Federación pide a la cadena retirar la información de que entre los detenidos por pedofilia hay un pastor evangélico porque “no se tiene constancia alguna de que ello sea así”.
La Federación pide a la televisión rectificar una información donde se relaciona al pastor de la Iglesia Evangélica Bautista de Benidorm con la macrooperación contra la pedofilia, de lo contrario, iniciará acciones legales.
Piensa en tus objetivos y trázalos de acuerdo a tu corazón, pero no te esclavices con ellos.
Cuando en las congregaciones hay roces con los adultos, los niños, extremadamente sensibles, son los más perjudicados y pagan el pato.
Uno de los mayores problemas en nuestra vida es que no permitimos que nada se nos escape de las manos.
Es normal equivocarse. Lo realmente difícil es reconocer nuestros errores.
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