El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Como un viloncello, las vibraciones de los granos de arena en los flujos se sincronizan, vibrando al unísono. Estos miles de vibraciones mínimas se combinan para presionar a la vez el aire, del mismo modo que lo hacen los diafragmas de los altavoces. Pero, ¿por qué se sincronizan estas vibraciones unas con otras? Eso es algo que aún no está aclarado.
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