El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Nadie puede no morirse cuando es llegada su hora. Y la de Alonso Quijano pasaba rápidamente los minuteros del reloj.
El Israel del inicio nos ofrece una perspectiva “paradigmática” de un sistema de relaciones sociales, de amplia cobertura, que puede ayudarnos a entender cuál es el propósito de Dios incluso para la sociedad actual.
Julián Candón lleva 20 años en el mundo de las artes escénicas y la industria musical, y ahora desarrolla una prometedora carrera como actor. Nos cuenta cómo relaciona su fe con su trabajo.
Don Quijote de la Mancha: "En fin, sus misericordias (las de Dios) no tienen límite, ni las abrevian ni impiden los pecados de los hombres”.
El caballero Don Quijote ofrece una interesante reflexión sobre la vida y la muerte justo antes de entregar su cuerpo al fatal desenlace de la melancolía.
"No tenemos ninguna justificación bíblica a partir de 1 Corintios 13 para aseverar que las lenguas son del diablo".
Caballero y escudero llegan a su aldea después de un viaje cargado de peripecias y aventureros encuentros.
"Me gustaría responder a las ocho razones por las que estimas que mi postura continuacionista con respecto a los dones espirituales es peligrosa".
Kim aborda temas como su condición de mujer en un mundo tan machista como el musical, las dificultades de criar a su hija Coco en un entorno tan particular, el mar lleno de sal, burbujas y escualos en el que flotan las celebridades del arte y el rock...
Del estiércol a la poesía. Don Quijote tuvo como pena a su derrota la afrenta que una piara de seiscientos cerdos hicieron a su dignidad, pasando sobre su cuerpo molido. Pero del panal salió la miel. Entre lágrimas y suspiros expresa lo más recóndito de su corazón en un canto al amor y a la muerte
El caballero Don Qujote parte de regreso hacia La Mancha después de su derrota con el caballero de la Blanca Luna. Muestra disposición a reflexionar durante el periodo de castigo que se la ha impuesto, pero está convencido de que no es el fin de su hazaña caballeresca.
Don Quijote se enfrenta al caballero de la Blanca Luna en uno de los duelos más intrépidos, formidables y eminentes de la literatura. El resultado es una reflexión única sobre la derrota y el amor.
Para Don Quijote, tocar una imprenta era como tocar el espejo de su propia vida. El hidalgo manchego había alimentado su soledad en la Mancha con la lectura. Los libros fueron sus amigos fieles.
Prosiguen las aventuras y desventuras de Don Quijote en la segunda parte de la novela, de cuya aparición se cumplen ahora 400 años justos, 1615-2015.
Dice J.A. Monroy: “Cervantes fue un hombre espiritual, creyente en Dios. Leyó y asimiló la Biblia en profundidad”. Este 23 de abril se cumplen 399 años de su muerte.
Observa Diego Clemencín que este incidente de la cabeza encantada es el más feliz de cuantos discurrió Cervantes para sostener el interés de la fábula durante la estancia de Don Quijote en Barcelona.
Las alegres damas le requebraban de tal forma, con tal ahínco, que Don Quijote, encendido y algo furioso, estalló con un latinazo seguido de una aclaración en idioma de La Mancha: “¡Fugite, partes adversaes! Dejádme en mi sosiego, pensamientos mal venidos.
Si tomáramos por verdad aquella frase del literato y periodista francés León Daudet, quien no puede soportar la burla no tiene calidad suficiente, habría que concluir que Don Quijote estaba hecho de la más extraordinaria calidad que imaginarse pueda, porque del héroe caballeresco se burlaban hombres y mujeres, duques y vasallos, encumbrados y ruines.
La teología de Cervantes en El Quijote, tema de la ponencia del escritor y pastor evangélico manchego, José Moreno Berrocal en la Casa de Castilla La Mancha en Madrid
¿Qué buscaba Don Quijote en Barcelona? ¿Con qué propósito desvió Cervantes a su criatura de otros caminos y lo condujo hasta la capital de Cataluña?
Don Quijote y Sancho llegaron a las playas de Barcelona “la víspera de San Juan, en la noche”. Originarios de las tierras secas de La Mancha, ni caballero ni escudero habían visto jamás el mar.
Don Quijote, para ridiculizar a Avellaneda, no entraría a Zaragoza. Lo dice a sus anfitriones: “Por el mismo caso no pondré los pies en Zaragoza, y así sacaré a la plaza del mundo la mentira de este historiador moderno, y echarán de ver las gentes cómo no soy el Don Quijote que él dice”.
Dijo Cervantes que si los celos son señales de amor, es como la calentura en el hombre enfermo, que el tenerla es señal de tener vida, pero vida enferma y mal dispuesta.
A principios del siglo XVII, cuando la novela irrumpe en el panorama literario español, el reino de Aragón tenía unos 300.000 habitantes, de los que 25.000 vivían en la capital, Zaragoza. Barcelona contaba con 35.000 almas.
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