El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
A veces creemos que conocer lo que Dios dice es suficiente, pero lo trascendental es aplicarlo.
El cuarto libro nos muestra a un Dios activo y presente, pero a un pueblo de Israel que no confiaba en Él.
La confianza es imprescindible en cualquier campo de la existencia humana.
No hubiera elegido pasar por este tipo de situación. Pero doy gracias por ella.
Esteban, primer mártir cristiano, en su extenso mensaje que le llevó a la muerte destaca el ataque que dirige contra cuatro confianzas que estaban bien extendidas entre los de su nación.
Confiar en Él más bien significa esperar, escuchar, buscarle, procurar honrarle en ese tiempo difícil… obedecerle, en definitiva.
Coexistimos en una sociedad de puertas cerradas, con corazones confinados a su rítmico palpitar, endurecidos e incapaces de mostrar interés por cuanto les circunda.
Aunque nos ama y nos acepta tal como somos, también ve todo lo que podemos llegar a ser.
La verdad de Dios nos da un punto de apoyo extraordinario al que podemos aferrarnos en la prueba.
Agradezco a Dios la vida que me da, el privilegio de vivir, la oportunidad de haber sido rescatada de la muerte y poder existir sabiéndome favorecida.
La gracia de Dios nos envuelve y nos sostiene, se apodera de nosotros y nos sentimos respaldados.
Dios me sostiene con su poderosa mano derecha mientras camino por la senda de la vida.
Jesús, con un criterio evidentemente muy superior al nuestro, apeló permanentemente a la oración como forma de comunicación constante con el Padre.
En las Escrituras existen al menos seis anclas mentales que brindan estabilidad en medio de la tribulación.
Confío en ti. Tú llevas el control de todo este desvarío.
No sólo debemos conocer sobre Jesús, sino confiar en él. Eso marca la diferencia.
Cuando estamos desnudos peligramos ante las inclemencias de fuera. Somos frágiles criaturas expuestas a un mundo demasiado hostil.
¿En quién vas a confiar? ¿En ti mismo, en otras personas, o en Jesús?
Poema de Mariano San León Herreras. (selecciona Isabel Pavón)
Mientras no haya luna en mi noche negra, mientras el mal me cerca, dame fuerzas, pues las necesito.
Una de las fuentes de ansiedad en nuestra vida son nuestros propios deseos. Deseos de querer tener más.
En la filosofía humana fuera de Dios, en la experiencia existencial que no puede agarrarse a lo eterno, al Eterno, sólo se ve la perspectiva de la muerte.
No podemos pedir confianza plena en “la” Iglesia, ni en ninguna persona de forma incuestionable.
Cuando se puede confiar en alguien se dice que es creíble, que se puede creer en él (o ella).
Humor inteligente.
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