El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Lo mejor que recibimos de Dios es su presencia: estar con él, vivir con él, saber que nos cuida, que es nuestro Padre.
Pero la historia siempre tendrá un lugar trascendental para aquellos que han aprendido a ayudar.
Es fácil saber cuándo se va por buen camino, casi siempre suele ser hacia arriba.
Era una de esas personas extraordinarias que piensan siempre en los demás y en el reino de Dios, y casi nunca en sí mismos.
Hay personas que mueren cada día, que no encuentran ilusión en nada, que viven sólo para “cubrir el expediente”.
Los celos son tan crueles que te enseñan lo que no existe y te hacen ver lo que nunca ha ocurrido. Lo único que existe es lo que tú crees que existe: mejor dicho, lo que tu envidia te dicta que existe.
Este es el momento de dejar muchas cosas a un lado y ocupar nuestra vida con aquellos a quienes amamos.
Somos capaces de renunciar a lo más trascendental para nosotros en un gesto de heroicidad si sabemos que podemos ayudar a alguien; pero las pequeñas frustraciones nos hunden.
Dios nos enseña que pocas cosas hay más espirituales que ayudar a los que lo necesitan; que el ayuno que él espera de nosotros es que demos de comer al hambriento. Así de sencillo.
La integridad es asunto muy difícil porque no estamos hablando solo de nuestra vida financiera, social o familiar, sino que también incluye todo lo espiritual.
Dios quiere ver a sus hijos jugando, escuchar cómo sale de ellos una voz de alegría porque se están divirtiendo.
Sólo el que arriesga su vida la gana. El que no, la está perdiendo en cada momento.
De vez en cuando deberíamos comprender que Dios usa a personas sencillas que saben que todo depende de Él, y viven dependiendo de Él en todas las circunstancias y en todas las ocasiones.
Necesitamos volver a lo importante. Recordar lo que merece la pena: hay que pararse y buscar los caminos que nos dan la vida y volver a andar en ellos.
No importa lo que los demás digan. Tenemos que seguir adelante.
¡La Biblia dice que cuando el Señor Jesús vuelva, los jóvenes volverán a jugar!
Muchas veces no tenemos descanso en nuestra vida porque no estamos haciendo nada que merezca la pena.
Aquel lugar sólo tenía dos tipos de personas: los que derrochaban maldad, y los que sufrían.
A algunos, ser leal a Dios les cuesta la vida. Hay lugares ahora mismo donde matan a los cristianos simplemente por serlo. ¿Estamos dispuestos a vivir con ese riesgo?
Cuando lo tienes todo, pierdes la capacidad de agradecer, la belleza del proceso de conseguir y la fascinación de admirar.
Toda la ética cristiana podría resumirse a una sola palabra: gratitud.
Dios nos regala la libertad para tomar decisiones, e interviene cuando debe hacerlo, sin que nada le tome por sorpresa.
¿Qué ocurre cuando nosotros perdemos a alguien que vivía cerca de nuestro corazón?
Cuando la Biblia nos enseña que podemos vivir en la presencia de Dios no está hablando de una religión que nos ayuda en algunos momentos.
La fuente del perdón es el mismo carácter de Dios. Él es amor, y lo es en esencia.
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