El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Aquellos que seguimos de corazón a Jesús como mesías tenemos como misión ser luz en medio del mundo.
Lo que define al cristiano es que reconoce que no tiene mérito alguno que presentar ante Dios; que, por eso mismo, acepta por fe el sacrificio de Jesús en la cruz.
Vive de acuerdo con las Escrituras, meditando en ellas a diario y obedeciéndolas recibirás bendición tras bendición.
El himno es un eco de la certeza de salvación que tiene el que ha puesto su fe en el sacrificio de Jesús en la cruz.
El Mesías había llegado al fin para proclamar una libertad mucho mayor, pero ya prefigurada, por el año jubilar de la Torah.
El maltrato historiográfico a los protestantes en España es una inmensa injusticia histórica llena de tópicos indignos e indocumentados que llegan hasta la reciente pseudohistoriadora María Elvira “Caspa” Roca.
Del sufrimiento propio sólo son plenamente conscientes el que lo padece y Dios.
El tema es un hermoso canto a la confianza en Dios en medio de las dificultades.
La nueva identidad del gallego evangélico tras abrazar la nueva fe: abandonaron ancestrales y arraigadas creencias populares, fruto del sincretismo mágico-pagano y del catolicismo implantado desde el s. XVI.
Todo es juicio o, por el contrario, gracia inmerecida en la relación entre Dios y los hombres.
Es más que posible vivir una vida nueva precisamente porque Jesús el Mesías venció la muerte.
Jesús me estará esperando en la cima porque no confié en mis méritos sino que acepté su invitación para entrar en el Reino de Dios.
El himno expresa cómo la cercanía de Dios permite sobreponerse a las mayores desgracias porque El es realmente el que puede otorgar descanso y paz.
Partiendo del texto de Apocalipsis 7: 14, la canción habla de conceptos como el de la limpieza de los pecados o el blanqueamiento que viene de la sangre del Cordero.
El Padre conoce nuestras necesidades incluso mejor que nosotros mismos.
La Biblia dice que podemos tener certeza y seguridad porque fue Jesús – no nosotros – quien ganó la salvación por nosotros.
La vida cristiana es una batalla y además lo es de manera continua, pero su metodología no es la de los ejércitos humanos sino la del corazón de Dios.
Para aquellos que en algún momento de nuestra vida recibimos a Jesús como nuestro Señor y Salvador, la vida tiene otro sentido.
En tiempos de desgracia, de zozobra, de dificultad, de ataque no se me ocurre mejor conducta que la señalada por este negro espiritual.
Hay victoria en Jesús incluso en las situaciones más difíciles.
Es Dios mismo y no una criatura a quien debemos agradecer y de quien podemos esperar todo lo bueno.
La Biblia es muy clara al señalar que la única roca sobre la que se pueden asentar los creyentes es Dios.
Al final de los tiempos, se llamará a la gente escrita en el Libro de la vida.
La tentación, la maldad, la hipocresía, la corrupción, la inseguridad, el temor pueden asediarnos, pero de ellos sólo nos librará Jesús.
El himno invita a la gente a convertirse y acudir a Dios. Jesús llama a todos y lo hace de una manera dulce y amorosa.
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